Olegario Brest revisa un montón de papeles inútiles, en la biblioteca del Banade, a pocos metros de la Casa Rosada. Corren los primeros meses del gobierno democrático de Raúl Alfonsín. El bancario, a punto de jubilarse, descubre casi por casualidad un listado: hay allí nombres y apellidos, fechas y fichas de afiliación de nazis en el país
Está a punto de tirar el listado, pero no lo hace: decide entregárselas a su subalterno, el por entonces joven investigador Pedro Filipuzzi, quien no puede creer lo que ve: el documento, fechado a fines de los años ’30 y principios de los años ’40, contiene los nombres de 12.000 personas y empresas adheridas a la filial local del partido nazi, que a su vez tenían fondos depositados en una cuenta única de un banco suizo.… Leer más