Cuenta David Ben Gurión que en 1954, siendo primer ministro, viajó a EEUU para reunirse con el presidente Eisenhower y solicitar apoyo y ayuda en momentos difíciles para el joven Estado de Israel.
En uno de sus encuentros con el entonces secretario de estado, John Fuster Dulles, éste lo encaró con un alto grado de soberbia: «Dígame, Primer Ministro, ¿A quién usted y su Estado representan realmente? ¿Acaso los judíos de Polonia, Yemen, Rumania, Marruecos, Irak, la Unión Soviética o Brasil son una misma cosa?