LA HISTORIA DE LÉIBCHICK DER MESHÍGUENER.
Es tradición que cada pueblo tenga su loco, y el pueblo de mi papá no era la excepción a la regla. Stanislawow se llamaba. Al loco lo conocían como Léibchick der Meshíguener, o sea Luisito el Loco. Léibcchik no parecía judío, sino polaco: alto, con una cabellera rubia llena de bucles y ojos celestes, pero todo el mundo sabía que era judío. Qué cómo lo sabía?
Porque no existe ni un sólo goi polaco que entienda idish ni loco!. Entender, dije, porque hablar, jamás. Léibchik era mudo o se hacía el mudo para no contestar a los insultos que le proferían los idn del pueblo cuando se les aparecía en las fiestas, sin haber sido jamás invitado a ninguna, por supuesto.