Nuestro profeta habla de su visión, clara y nítida, acerca de la desgracia de nuestro pueblo, de una Jerusalem corrompida que se encamina a la catástrofe.
Por eso esta haftará, la tercera de las haftarot de «ben hametsarím», el tiempo entre las angosturas, nos prepara espiritualmente para la conmemoración de Tishá be-Av, el nueve de Av, día en el que nuestro pueblo recuerda las desgracias más amargas: la destrucción de los dos templos de Jerusalem, la expulsión de Inglaterra, de Francia, en España la institucionalización de la Inquisición…también fue un 10 de Av la trágica destrucción de la Amia.