En 2015, en su papel de presidente del Senado, el vicepresidente Joe Biden boicoteo el discurso del primer ministro Benjamin Netanyahu en una sesión conjunta del Congreso sobre la amenaza nuclear de Irán.
A él se unieron sólo 8 de los 100 senadores que, como Borat -el personaje de la película que no puede soportar estar en la misma habitación que un judío- evitaron estar en presencia del jefe del único Estado judío del mundo, un insulto que casi con toda seguridad nunca concedieron a ningún otro líder mundial.
La abrumadora mayoría de los senadores demócratas y miembros del Congreso no se saltaron el discurso.





