
Empezamos con el escarabajo diabólico acorazado, un insecto cuyo exoesqueleto es tan resistente que ha inspirando la elaboración de nuevos materiales para la industria aeroespacial. Su nombre no tiene que ver con el propio satanás, sino con su capacidad tan enorme de aguantar hasta 39,000 veces su propio peso y presiones sobre su cuerpo que lo hace prácticamente indestructible.