La Noche de las Vidas Rotas








La expresión alemana de Kristallnacht, como La Noche de los Cristales Rotos, no hace en absoluto justicia a los hechos acontecidos durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, en Alemania y Austria.

¿Se puede definir Kristallnacht como meramente una noche donde se rompieron algunos cristales? Me temo que la propia expresión trata de diluir, o incluso esconder, la inhumana persecución mortal que en esa noche se desarrolló contra los judíos.

La brutalidad con que las tropas de asalto de la SS, y la población civil, trataron a los judíos no se puede definir meramente como una noche donde algunos exaltados rompieron algunos cristales ¿Te imaginas que tus vecinos te acusaran de ser judío y te delataran a las hordas nazis para que te apresaran?

Leer más

Ariel Magnus: «Eichmann creó su propia ficción sobre el nazismo»





Ella Mayer (izquierda), enfermera en el hospital judío de Hamburgo.

El autor imagina a su novela El desafortunado como una condena para un mitómano porque «así pierde el control sobre su historia, el último atisbo de poder que le quedaba.»

Leer más

Kristallnacht




Jack Fuchs


En 1936, Mordejai Gebirtig escribió el poema en idish Nuestra aldea está en llamas. Durante y después de la Segunda Guerra Mundial se había convertido en un himno en guetos y campos de concentración.

Tiene la aguda simpleza de haber percibido con toda exactitud lo que amenazaba ese tiempo. No me asombra, la poesía es a veces portadora de esa extraordinaria cualidad que consiste en decir mejor que cualquier discurso lo que la experiencia pone por delante. Pero el poema, cualquier poema, no es suficientemente eficaz cuando las fuerzas históricamente en juego se desatan y ponen en funcionamiento su lógica de hierro.
Leer más

Desgarradoras notas suicidas que judíos dejaron a sus seres queridos después de la Kristallnacht






Hace ochenta años, este mes, llegó una carta a Pardes Hannah, no lejos de Haifa. Fue muy difícil de leer. “Mis queridos hijos, con un pesar en el corazón, tengo que separarme de ustedes… Queridos hijos, no lloren. Dios ha decidido que este debería ser nuestro destino”, escribió Josephine Bähr, de la ciudad de Bassum, en el noroeste de Alemania, a sus hijos Ilse y Kurt, que habían emigrado al Mandato Británico de Palestina dos años antes. “Me duele terriblemente causarles dolor, todos sufrimos. Dios me perdonará”.

El 11 de noviembre de 1938, poco después de escribir la carta, Bähr se suicidó. 

Leer más