Paralizar una de las producciones locales más ambiciosas y de mayor presupuesto hasta la fecha parecía un golpe tremendo pero luego el confinamiento ofreció algunos beneficios imprevistos.

Las calles de Jerusalén, Acre y Safed se vaciaron de su habitual bullicio y se convirtieron en escenarios perfectos para filmar la serie.

El histórico hotel American Colony, que en tiempos normales habría estado fuera de los límites debido a los invitados, permitió hacer tomas en su elegante bar y su frondoso patio.