A 80 años de la matanza de Babi Yar

El próximo miércoles, 29 de septiembre, se cumplirán 80 años del inicio de la masacre de Babi Yar, un enorme barranco ubicado al noroeste del centro de Kiev, capital de Ucrania, en el cual se desarrollo una matanza de más de 33.000 judíos entre los días 29 y 30 de septiembre de 1941, (el 8 y 9 de Tishrei 5752, en vísperas de Yom Kipur)

Tres meses antes, el 22 de junio de 1941, las fuerzas armadas de la Alemania nazi iniciaron la denominada Operación Barbarroja. A medida que los ejércitos alemanes iban capturando territorio ruso, se desplegaban en él las unidades especiales de retaguardia, los Einsatzgruppen, cuyos escuadrones móviles de matanza tenían la misión primordial de aniquilar a judíos, gitanos y enemigos políticos.​

En la conquista de Rusia, la creación de guetos no fue planeada, desde un principio el objetivo principal de los nazis era la liquidación total de la población judía, por lo cual el número de asesinatos de judíos se fue incrementando rápidamente a medida que avanzaba el ejército alemán. Ante el pánico que generaba la invasión, más de 100.000 de los 160.000 judíos que vivían en Kiev lograron escapar, aquellos que permanecieron en la ciudad eran en su mayoría hombres mayores, mujeres y niños.

Los alemanes llegaron a las afueras de la capital ucraniana el 19 de septiembre de 1941, cinco días después, el 24 de septiembre, estalló una bomba en el cuartel general matando a cientos de alemanes. Toda la zona fue cerrada y cientos de civiles fueron detenidos para interrogarlos. Una seguidilla de explosiones e incendios continuaron en los días siguientes que destruyeron alrededor de 940 edificios residenciales y administrativos.

Ante la serie de atentados, los comandantes alemanes reaccionaron de inmediato y tomaron la decisión de exterminar a la población judía de Kiev, alegando que era en venganza por los ataques de la guerrilla contra las tropas germanas. Después de la Segunda Guerra Mundial se conoció que los ataques había sido obra de la policía secreta soviética, la NKVD.

La decisión de matar a todos los judíos en Kiev fue tomada el 26 de septiembre por el gobernador militar, el general Kurt Eberhard; el comandante de la SS Friedrich Jeckeln, el comandante Otto Rash de las Einsatzgruppe C, y los soldados del 4° Sonderkommando al mando de Paul Blobel, quien junto con la ayuda de los batallones parapoliciales de las SD y SS, y auxiliados por la policía local, estarían a cargo de la ejecución.

Babi Yar significa ‘barranco de la abuela’, para los nazis era el lugar perfecto, un paraje no lejos del centro de Kiev, y por sus características, se podían llevar adelante el exterminio evitando la presencia de testigos y de interrupciones. Ya el 27 de septiembre, se había hecho una primera prueba al asesinar en el lugar a 752 pacientes de la clínica psiquiátrica, cercana al lugar, por ser considerados ‘basura humana’.

El 28 de septiembre de 1941, se publicó en todo Kiev un comunicado impreso por el ejército nazi en alemán, ucraniano y ruso, que decía: ‘Todos los judíos que viven en Kiev y sus alrededores deben presentarse a las 8:00 a.m. del lunes 29 de septiembre de 1941 en la esquina de las calles Melnikovskaia y Dokhturov (al lado del cementerio). Deben llevar consigo documentos, dinero, objetos de valor, ropa de abrigo, ropa interior, y similares. Cualquier judío que no siga esta instrucción y sea encontrado en otro lugar será fusilado. Todo ciudadano que entre a los apartamentos evacuados por los judíos y robe sus bienes será fusilado’.

En un primer momento, los judíos pensaron que la intención de los alemanes era expulsarlos de la ciudad. Decenas de miles de hombres, mujeres y niños acudieron al cementerio judío en las afueras de la zona urbana, al llegar se encontraron que el lugar estaba cercado con alambres, y custodiado por la policía del Sonderkommando y soldados y policías ucranianos. Al cruzar las puertas, se les ordenó que dejaran sus pertenencias para ser colocadas luego en un supuesto ‘vagón de carga’.

Los testimonios de los pocos sobrevivientes son aterradores: los nazis obligaron a los judíos a formar grupos que eran conducidos a través de un ‘corredor’ de dos filas de soldados que al grito de ‘Schnell, Schnell!’ (Rápido, rápido) los golpeaban brutalmente hasta un área donde se les ordenó desnudarse y pararse en el borde del barranco, que servía de fosa común y permitía ocultar una gran masa de cadáveres, allí se les ordenó tumbarse boca abajo y eran ejecutados.

Al comenzar a escucharse los disparos a la distancia la gente que iba avanzando comenzó a entender lo que realmente estaba sucediendo, pero ya era demasiado tarde. En medio de un griterío atroz, las nuevas víctimas tenían que tumbarse sobre los cadáveres fusilados con anterioridad pero en sentido contrario, en el que la cabeza debía coincidir con los pies de los de abajo, al método los nazis lo llamaban ‘formación lata de sardinas’.

Según el informe No. 101 de Einsatzgruppen, 33.771 judíos fueron masacrados los días 29 y 30 de septiembre de 1941 en Babi Yar. Esta fue probablemente la mayor operación de exterminio de la Shoá llevada a cabo en un período tan corto.Pero ahí no terminó la tragedia de Babi Yar, durante el año siguiente, otros 15.000 judíos capturados en la ciudad y sus alrededores fueron llevados al barranco y asesinados allí. Los nazis exterminaron también en Babi Yar a decenas de miles de gitanos, pacientes del Hospital Psiquiátrico Pavlov, prisioneros de guerra soviéticos, partisanos, y a muchos civiles hasta por motivos banales.

En 1943, cuando las tropas soviéticas empezaron a recuperar Ucrania, se ordenó a los soldados de las SS eliminar todas las pruebas del asesinato de Babi Yar, para no dejar evidencias del hecho. Paul Blobel, el máximo responsable de la matanza, era el encargado de hacer desaparecer el rastro del asesinato. En coordinación con el Dr. Max Thomas, comandante del SIFO y SS de Ucrania, Blobel organizó una unidad especial denominada ‘Sonderkommando 1005’, dirigida por él, para desenterrar los cadáveres de los judíos, dinamitarlos y quemarlos para no dejar rastros.

El trabajo fue realizado por los reclusos del campo de concentración de Syrets, de los cuales un centenar eran judíos. Los prisioneros que trabajaban en la cremación de los cadáveres entendieron que ese también sería su final para silenciar lo que veían. La noche del 29 de septiembre de 1943 estalló una rebelión, solo 18 de ellos lograron escapar, el resto fueron todos asesinados. Se estima que hasta el día de la liberación de Kiev por el Ejército rojo, el 6 de noviembre de 1943, 200.000 personas murieron en Babi Yar y sus alrededores.

Al concluir la guerra, los criminales del exterminio de Babi Yar fueron juzgados. A principios de 1946, Friedrich Jeckeln, fue juzgado y condenado a muerte por un tribunal militar soviético y ejecutado, incluso por su participación en la masacre de Babi Yar. Posteriormente, en el juicio de los Einsatzgruppen, fue procesado Paul Blobel por su participación en Babi Yar y otros delitos, fue condenado a muerte en 1948 y ahorcado en prisión en 1951. En 1967, 11 hombres de las SS más fueron procesados ​​por su participación en la masacre de Babi Yar. Algunos de los acusados ​​fueron declarados culpables y condenados a entre 4 y 15 años de prisión

Babi Yar es uno de los testimonios más crudos del llamado ‘Holocausto a balazos’, un rótulo acuñado para recordar al millón y medio de judíos que fueron asesinados durante la Shoá por los escuadrones de la muerte nazis, los Einsatzakommando, ayudados por los colaboradores locales.

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