Cien veces gracias, Astor Piazzolla!!

Astor Piazzolla fue quien se atrevió a cambiar el tango a partir de mediados del siglo XX como el tango cambió la vida de los argentinos a fines del siglo XIX. Lo hizo igual que los creativos de todas las épocas transformando el tango tradicional, asumido como el único e irremplazable, por otro hijo de sus entrañas que teniendo el mismo padre se rebeló contra sus mandamientos. Eso es lo que pasó…

Al igual que otras artes, la música, fue influida por cambios sociales, políticos y económicos y buscó expresarlos a medida que se iban gestando.
Piazzolla surge cuando ya reinaba, desde hacía medio siglo, una estructura de poder en la música ciudadana más cercana a la idolatría que a la realidad. Los viejos modelos de talentosos compositores eran los reyes de por vida del tango.
Con honor y con razón por su aceptación popular parecía que nada ni nadie los iba a destronar y que esos himnos al ritmo del 2×4, con sus poetas y cantores seguirían siendo eternamente sus representantes.
La costumbre era, que las orquestas ejecutaran tangos ofreciendo en las milongas un espectáculo de tres minutos entre piano, violines, guitarras, bandoneones, contrabajos y otros instrumentos, el cantante y una pareja de baile jugando al encuentro de los cuerpos, del abrazo, de las piernas y de los pasos sobre la pista. Pero cuando Piazzolla estalla con su estilo sinfónico como único protagonista, para los argentinos que no estaban acostumbrados al tango escuchado como concierto, provocó indignación y crítica.
El nuevo tango abarcó la temática, casi psicoanalítica, del ser humano, de análisis y replanteos después de haber padecido dos guerras mundiales, de comprobar que una bomba atómica pudo estallar en un minuto y matar a multitudes, que el odio racial era una máquina infernal de destrucción y que la política gobernaba el destino de los pueblos para bien o para mal, y entonces, por qué no iba el tango a expresar, con sus innovaciones musicales la angustia y la esperanza del hombre.
El tango de alguna manera siempre fue una búsqueda de felicidad individual de 180 segundos con la ilusión de encontrar el amor. Con ese espíritu nació un tango con características de orquestación, ritmo y armonía con un estilo diferente para componerlo e interpretarlo. Y al ser Piazzolla atacado por su estilo, respondió: “Yo voy a seguir adelante a pesar de que crean que soy un enemigo del tango, del compadrito y del farolito. Todo ha cambiado y también debe cambiar la música de Buenos Aires”.
En un mundo globalizado por los medios de comunicación en el que existe una brecha entre información y formación, el desprestigio de Piazzolla corrió como reguero de pólvora y sirvió para calificarlo como autor anti tango, como asesino de lo tradicional; pero, después de haber sido reconocido en Europa demostró ser un compositor e intérprete de tango casi surrealista por su disonancia con respecto al de la Guardia Vieja.
Y triunfó además cuando hizo el mismo peregrinaje del tango de anteayer para su reconocimiento: Buenos Aires-París-Buenos Aires-, allá por los años 20 y 30 del siglo XX. Fue cuando lo aplaudieron y respetaron en la década del 50 en su propio país.
La costumbre de boicotear lo nuevo, ocultó el miedo al cambio. Una estructura muy consolidada como la tanguera, desde la industria discográfica hasta las del espectáculo, pensaron que las variaciones piazzollianas iban a desplazar al tango ortodoxo y eso no sucedió. La intelectualidad y los jóvenes fueron sus primero aliados y hoy es escuchado y disfrutado con respeto y admiración.
Sí, es otro tango pero es tango argentino donde se lo escuche.
Además Piazzolla se ganó, en parte, el famoso mote de “Balada para un loco” el de ser un “piantado” cuerdo de creatividad.
 
Aqui van tres de sus magnificas creaciones
 
 
 
 

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