Parashat Nasó: Transformándonos en Bendición

Nos encontramos en la segunda lectura de este cuarto y anteúltimo libro. La semana pasada nos situábamos “en el desierto” donde emprendíamos un viaje por nuestros desiertos en busca de nuevas construcciones y espacios de introspección personal.  Entender el mundo que nos rodea como un gran desierto y salir a buscar nuestros lugares y convertirlos en propios nos va a ayudar con la lectura de esta semana, donde recibimos las Brikat Cohanim.

“Habla a Aharón y a sus hijos diciendo: Así habreis de bendecir a los hijos de Israel diciéndoles.”  Bamidbar 6:23

Dios habló a Moshé pidiéndole que enseñe a su hermano y sus hijos a bendecir. ¿Cómo se bendice? ¿Cuál es la forma correcta? ¿Hay personas designadas para bendecir a otras?

Los sabios nos piden que lo hagamos preferentemente de pie, concentrados en lo que estamos haciendo y diciendo y en caso de bendecir a nuestros hijos poniendo una mano sobre su cabeza. Todos podemos bendecir, y para esto no se necesita tener la capacidad de hablar, de ver o de escuchar, simplemente necesitamos sentir.  Mientras las bendiciones salgan desde lo más profundo de nosotros, van a llegar a destino.

 “Iebarejeja Adonai Veishmereja”
“Iaer Adonai panav eleja vijuneka”
“Isa Adonai panav eleja veiase leja shalom”

Bamidbar 6:24-25-26

Quiera Dios bendecirte, guardarte y cuidarte, quiera Dios entregarte toda su luz para que así puedas descubrir la luz propia y quiera Dios entregarte toda su paz.

Podamos encontrar nuestros propios santuarios donde sepamos detenernos un momento, poner un freno a la rutina, a lo cotidiano para transformar un momento aunque sea a la semana en distinto y especial. Podamos mirar a los ojos, concentrarnos, entendernos, y de esa forma bendecir, guardar y cuidar, compartir luz a través de la mirada y encontrar y transmitir nuestra paz interior.

Brian Bruh

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