Desde la plaga que afectó a los filisteos que se llevaron el Arca de la Alianza -o Arca Sagrada- y padecieron en Ashdod hasta la epidemia que hubo después de que el rey David conquistara Jerusalem, ¿cómo afrontaron y lidiaron en época de la Biblia (el Antiguo Testamento) con las plagas y epidemias, y cómo lograron ponerles fin? Dani Herman, arqueólogo y guía turístico, lo explica y nos lleva a un paseo virtual
En estos días locos, cuando afrontamos una pandemia, Dani Herman, arqueólogo y guía turístico, nos lleva a un recorrido virtual por los lugares relacionados con algunas de las plagas y epidemias que se mencionan en la Biblia.
Herman sostiene que “ya sea la Biblia una fuente histórica fiable o no, contiene muchas historias fascinantes relacionadas con varios y variados lugares de todo Israel. Los lugares de los que hablaremos a continuación están relacionados con una terrible plaga bíblica, que se describe en el Libro de Samuel, en los días de las guerras entre israelitas y filisteos, y el surgimiento del Reino de David”.
La epidemia en Ashdod: cuando los filisteos se llevaron el Arca de la Alianza
La antigua Ashdod estaba ubicada en un montículo o yacimiento arqueológico, en un punto situado en el sudoeste de la Ashdod moderna y cerca de la carretera número 4. Allí hizo excavaciones arqueológicas parciales en la década del ’60 del siglo pasado el catedrático Moshé Dotán, de la Universidad Hebrea de Jerusalem.
Alrededor del siglo XII antes de nuestra era, la Tierra de Israel padeció graves crisis climáticas y políticas, que llevaron al colapso del sistema urbano en Canaán. Muchas ciudades fueron destruidas o abandonadas por sus habitantes. Y en forma gradual llenaron el vacío las tribus de Israel, pero al mismo tiempo en la franja costera del sur se asentó un grupo de inmigrantes de la zona griega, a quienes la Biblia da el nombre de “filisteos”. Estos filisteos lanzaron una serie de ataques contra las tribus de Israel desde sus cinco principales ciudades (Gaza, Ashdod, Ashkelón, Ekrón Y Gat) a una serie de ataques contra las tribus de Israel. Una de las contiendas clave fue sobre el dominio de la zona llamada “Pasaje de Rosh Ha’ain”.
Herman cuenta cuáles fueron los antecedentes de la plaga bíblica. “La Biblia nos cuenta la campaña en la que los filisteos, provenientes de Ofek (una zona próxima a los manantiales de Rosh Ha’ain), derrotan a los israelitas, que vinieron de las zonas montañosas de Samaria. Ante la derrota, el sacerdote Eli sugiere sacar el Arca de la Alianza de la que entonces era su morada en Shiló, y llevarla al campo de batalla. “Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto… nos salve de la mano de nuestros enemigos” (Samuel 1: 4, versículo 3). Pese a que los israelíes tenían la moral alta con vistas a la una nueva campaña, el resultado de la batalla fue el mismo: una terrible derrota de los israelitas. Además, el Arca de la Alianza cayó en manos de los filisteos”.
Los investigadores no se han puesto de acuerdo hasta el día de hoy sobre las características de la plaga, y hay comentaristas que sostienen que se trató de una plaga de hemorroides. Herman considera que “es poco probable, desde el punto de vista científico, que fuera una plaga de hemorroides porque no tenemos conocimiento de una plaga de este tipo en la totalidad de la población. Pero si hubiera sido una plaga de hemorroides, agradezcan al Dios de Israel de que no haya vuelto una plaga como ésa desde entonces”.
La epidemia en Beit Shemesh: hasta que se encontrara un lugar para el Arca de la Alianza
Doloridos por la plaga, los filisteos se dieron prisa en deshacerse del Arca de la Alianza, que fue trasladada primero a la ciudad filistea de Ekrón (en Tel Mikné, próxima al kibutz Revadim). Y después de fabricar un carro adecuado a sus dimensiones, el Arca se envió al “camino de Bet-semes, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda” (Samuel 1: 6, versículo 12). Con esta cita bíblica es que cuenta Herman cómo vuelve el Arca de la Alianza a manos de los israelitas.
“La Biblia describe con magnificencia a la gente de la antigua Beit Shemesh cosechando trigo, cuando de repente aparece un carro arrastrado por vacas y sobre él el Arca Sagrada”, señala Herman. “Y los de Bet-semes segaban el trigo en el valle; y alzando los ojos vieron el arca, y se regocijaron cuando la vieron” (Samuel 1: 6, versículo 13). La alegría fue grande, y se celebró con un gran sacrificio de animales. Pero más tarde un ángel un ángel de Dios golpeó a los habitantes de la ciudad. “Entonces Dios hizo morir a los hombres de Bet-semes porque habían mirado dentro del arca de Jehová” (Samuel 1: 6, versículo 19). Es decir, que la plaga siguió, agrega Herman.
La antigua Beith Shemesh se identificó en el siglo XIX con una colina próxima a una fuente o manantial llamado “’Ain Shamas”, que conservó el antiguo nombre del lugar.
La ciudad moderna de Beit Shemesh, próxima a Jerusalem, se construyó al este de ese lugar. Hace unos cien años se descubrió, en excavaciones arqueológicas que hizo en el yacimiento de Beit Shemesh un equipo de la Universidad de Tel Aviv encabezado por Tsví Lederman y Shlomo Bonimovich, una serie de objetos rituales de piedra del siglo XI antes de nuestra era.
Y hace poco se descubrió, cerca del complejo de los rituales, una piedra grande y plana que corresponde a las dimensiones del Arca de la Alianza. Es posible que el Arca de la Alianza estuviera colocada allí cuando dejó de estar en manos de los filisteos, mientras que el complejo ritual sirvió como lugar de sacrificio de animales, en acción de gracias por el retorno del Arca.
La plaga de Jerusalem que se detuvo en el sancta sanctorum del Templo de Jerusalem
La serie de misteriosas plagas que afectaron a todos los habitantes de la tierra de Canaán debido a las idas y venidas del Arca de la Alianza no terminó siquiera después de que el Arca Sagrada se llevó a Jerusalem. El libro de Samuel describe con dramatismo otra plaga que golpeó al pueblo después de que el rey David conquistara le ciudad de Yabus. “Aconsejo, pues, que todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla… ¿Y cuándo discutió la gente y, sin embargo, en medio de siete mil un mil?”
Herman comparte con nosotros la manera en que los antiguos israelitas superaron la terrible plaga. “Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo. Subió David, conforme al dicho de Gad, según había mandado Jehová; y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra. Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la mortandad [la plaga] del pueblo” (Samuel 2: 24, versículos 18 al 21).
El rey David actúa rápidamente: “Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata” (Samuel 2: 24, versículo 24).
La tradición judía sitúa Goren a Aruna como el lugar exacto en el que el rey Salomón construyó después el sancta sanctorum del Templo. Algunos investigadores sostienen que la llamada “piedra fundamental” que se encuentra dentro de la histórica [mezquita] Cúpula o Domo de la Roca es el mismo famoso Goren que se convirtió en el sancta sanctorum del Templo de Salomón.
Hasta el año 2000, a los judíos les estaba permitido entrar al Domo de la Roca, y Herman, que tuvo la suerte de visitar el sitio arqueológico sagrado y misterioso nos cuenta lo que vio: “La piedra misma estaba rota y perforada debido a las numerosas edificaciones que hubo en el l lugar durante las muchas generaciones. Y sobre todo por la rotura de la piedra en pequeños fragmentos que se llevaron como recuerdo los cruzados en la Edad Media. Actualmente no se ven en el lugar restos relacionados con la Goren bíblica, suponiendo que haya estado allí. Debajo de la “piedra fundamental” hay una cueva de grandes dimensiones, a la que los musulmanes dan el nombre de ‘cueva de los espíritus’ o ‘pozo de las almas’. Algunos arqueólogos sostienen que esa cueva fue en su origen una antigua tumba cananea”.
Además de las mencionadas en la Biblia, cabe referirse a otras dos plagas importantes que golpearon a los habitantes de la Tierra de Israel en la antigüedad. Actualmente, se pueden ver una serie de hallazgos relacionados con esas plagas.
La plaga justiniana: morían 16.000 personas al día
En el año 541 de nuestra era, la terrible plaga cuyo nombre hebreo es déver [conocida como “peste negra”, entre otras denominaciones] atacó a las vastas y diversas poblaciones que vivían en la zona mediterránea. La cruel plaga comenzó en Egipto, y después de atacar a la población de la ciudad de Pelusium (o Pelusio) en el delta del Nilo se propagó también a Gaza y de allí a la Tierra de Israel. En la primavera del año 542, la plaga llegó a la capital del imperio bizantino, que estaba en Constantinopla.
Herman nos cuenta cómo describieron la epidemia quienes vivieron en esa época. “La investigación moderna relaciona la plaga con la enfermedad de deber (en hebreo). Se trata de una enfermedad causada por una bacteria que afortunadamente se ha extinguido”, dice. “Fuentes de la época describen aldeas enteras convertidas en ciudades-fantasma. En la propia Constantinopla se documentó que morían 16.000 personas al día. El antiguo historiador bizantino Procopio de Cesárea escribió que la plaga mató a alrededor de la mitad de la población del imperio bizantino, e incluso enfermó el emperador Justiniano I, que sobrevivió. La plaga lleva el nombre del emperador que se salvó: plaga justiniana”.
Herman comparte con nosotros una información fascinante sobre sitios arqueológicos de Israel que cuentan la historia de esa plaga letal. “El estudio de lápidas de yacimientos arqueológicos del Néguev muestran una gran concentración de lápidas fechadas entre agosto del año 541 en Gaza, y del 542 (ambos de nuestra era) en diversos lugares del Néguev (Nitzana, Rujaiva, Avdat y otros)”, señala. “A diferencia de la pandemia de coronavirus de nuestros días, las inscripciones indican que muchos de los muertos eran jóvenes. Un ejemplo conmovedor, que se puede ver hasta el día de hoy, se encuentra en el Parque Nacional de Avdat. En el suelo de la iglesia sur de la acrópolis de la ciudad se puede ver una lápida que indica que el muerto es Zajaria ben Iojanan, de 20 años”.
La plaga de Emaús: agua contaminada en el Parque Ayalón
Poco tiempo después de que los ejércitos musulmanes de Mahoma conquistaran la Tierra de Israel, en el año 639 de nuestra era, una plaga letal atacó a las fuerzas de ocupación conquistadoras que se encontraban en la zona de Emaús-Nicópolis, una ciudad romana situada en lo que actualmente es el Parque Ayalón, próximo al cruce de Latrún. La plaga se propagó de allí a Siria, Irak y Egipto, y causó numerosas muertes en la población.
Tumba de Ibn Gabel de Emaús.
Herman comenta que “hoy en día, los científicos consideran que fue un segundo brote de la misma plaga de déver, ‘la plaga justiniana’. Según la tradición musulmana, la plaga se originó en el agua contaminada de los pozos de Emaús. Los pozos de Emaús se encuentran en lo que actualmente hay zonas del Parque Ayalón (ahora llamado Parque Canadá) próximo al cruce de Latrún, aunque no existe la certeza científica de que se trate de los mismos pozos en los que se había originado la plaga en la época musulmana”.
* Dani Herman es arqueólogo y guía turístico, y dueño de una empresa especializada en paseos privados a turistas