MONÓLOGO DE EL MERCADER DE VENECIA – W. SHAKESPEARE

Uno de los alegatos más demoledores contra la intolerancia: «Él me ha deshonrado, se ha reído de mis pérdidas y burlado de mis ganancias; ha afrentado a mi nación, dificultado mis negocios, desalentado a mis amigos, azuzado a mis enemigos. Y ¿por qué razón? Porque soy judío. 
Un judío ¿no tiene ojos, no tiene manos, órganos, dimensiones, sentidos, afectos, pasiones? ¿No se alimenta de lo mismo? ¿No lo hieren iguales armas?¿ Acaso no sufre de iguales males? ¿No se cura con iguales medios? ¿No tiene calor y frío en verano e invierno como los cristianos? Si nos pinchan ¿no sangramos? Si nos hacen cosquillas ¿no reímos? Si nos envenenan ¿no morimos? Y si nos ofenden ¿no nos vengaremos? 
Si en todo somos semejantes también lo seremos en esto! Si un judío ofende a un cristiano ¿qué es o que hará éste? Vengarse! Si un cristiano ofende a un judío, ¿qué es lo que debería hacer siguiendo el ejemplo cristiano? La venganza, la villanía que me enseñaron yo la voy a ejecutar y malo sería que no supere al instructor!»

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