Todo comenzó cuando Gamal Abdel Nasser, Presidente de Egipto, nacionalizó el canal de Suez, hecho que afectaba a los propietarios del canal: Inglaterra y Francia.
Así que entre el 29 de octubre y el 5 de noviembre de 1956 se llevó a cabo una campaña militar planeada por Israel, Inglaterra y Francia, el objetivo era claro, que los propietarios recuperaran el canal de Suez, que por supuesto se traducía en millonarias ganancias monetarias.
Para Egipto, fue evidente la derrota militar, sin embargo, no se podría concluir que Nasser perdió la guerra, pues con la retirada del ejército israelí, británico y francés, Egipto recuperó el canal de Suez. Esta vez, la victoria adquiría una nueva forma, pues la comunidad internacional favoreció a Egipto, con la opinión de que el canal debía permanecer bajo su dominio. Un dominio muy redituable, pues apenas una década después 20 mil barcos atravesaban anualmente el canal de Suez.
Aunado a esto, en los siguientes doce años fue construida la presa de Asuán, las relaciones entre Egipto y la Unión Soviética se hicieron más estrechas y Nasser se posicionó como uno de los líderes más queridos del mundo árabe. En ningún momento de los días que duró la guerra Nasser se rindió, lo que provocó en su gente aún más cariño y más admiración.
Por otra parte Anthony Eden, el Primer Ministro del Reino Unido, se encontraba humillado y con la reputación destrozada, por lo que decidió renunciar e irse por un tiempo a Jamaica. Alejarse de los reflectores era lo único que le podía brindar un poco de paz.
Respecto a la relación Egipto – Israel se tomó la decisión de instalar fuerzas de la ONU en la península del Sinaí, estas fuerzas permanecieron ahí por once años garantizando la paz. Pero independientemente a esta supervisión externa, Israel también fue duramente criticado, sin embargo, su intervención en estas acciones militares le permitieron recibir por parte de Francia importante armamento a cambio. Armamento que fue para el Estado de Israel sumamente útil once años después, pues es trascendental mencionar que cuando Egipto amenazó con destruir a Israel en 1967, Israel logró defenderse con armamento francés.
De cualquier forma, la guerra provocada por aquél canal provocó que Israel, Francia y Gran Bretaña fueran duramente criticados por la comunidad internacional, años después, cuando este conflicto ya se había dejado en el pasado surgió un nuevo descubrimiento y las críticas resurgieron.
El acuerdo estrictamente confidencial que había sido firmado por los líderes de los países atacantes fue puesto al descubierto, con esto, el protocolo de Sévres ahora estaba a la vista de todos y ponía en evidencia los poco éticos planes que tenía cada uno de los países atacantes. En resumidas cuentas, dejaba claro que Gran Bretaña y Francia querían recuperar el canal, y que sólo sería posible bajo el contexto de una guerra iniciada por el ejército israelí. Ya no quedaba nada más por decir: Quedó evidenciado el intento de engaño que los países participantes habían planeado.
Pero la vergüenza no fue eterna, pues nuevos conflictos llegarían más tarde a tomar protagonismo con más fuerza. Muchas cosas faltaban por escribirse en la historia del Medio Oriente, aun hoy, no podemos sacar conclusiones contundentes, pues esta región del mundo nos ha demostrado que cuando creemos aprender algo, sucede algo y cambia, sorpresivamente, todo el escenario.
Nadia Cattan / @enlace judío