La crisis en la industria aerocomercial a causa de la pandemia, la más grave en toda su historia, es aún mayor a la que se temía hace pocos meses. Aunque las vacunas están cada vez más cerca, dirigentes del sector advierten que todavía faltan varios meses para que la actividad vuelva a niveles algo más normales y están pidiendo a los gobiernos que autoricen algún tipo de pase sanitario para que los pasajeros puedan viajar sin permanecer en prolongadas cuarentenas.
A pesar de que se anuncia que en diciembre comenzarán las campañas de vacunación en algunos países del hemisferio norte, “el impacto positivo que esto tendrá sobre la economía y el tráfico aéreo no ocurrirá masivamente antes de mediados de 2021”, dijo el Director General de IATA (la sigla en inglés de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo).
Alexandre de Juniac dio a conocer cifras y proyecciones muy pesimistas sobre el futuro a corto plazo de la industria. En junio pasado, IATA había pronosticado pérdidas de ingresos de US$ 100.000 millones para 2020 y 2021. Pero de Juniac dijo que ahora su organización proyecta un rojo de US$ 118.500 millones solo para este año y otros US$ 38.700 millones para 2021. Si se mide en términos de pasajeros transportados, el número para este año será de 1.800 millones, comparado con 4.500 millones en 2019 y solo se espera una recuperación parcial el año próximo, cuando se estima que volarán unos 2.800 millones de pasajeros. Nunca antes, desde que la aviación comercial despegó tras la segunda guerra mundial, se había experimentado un shock de esta magnitud.
En Estados Unidos, donde las aerolíneas recibieron ayudas del Gobierno federal por US$ 50.000 millones, viajaron en avión unos tres millones de pasajeros en los días previos al feriado de Acción de Gracias, 40% menos comparado con el año pasado. Pero son cifras igualmente altas, teniendo en cuenta que el Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC), la autoridad sanitaria federal, recomendó enérgicamente que se suspendan los viajes para este feriado familiar en momentos en que la pandemia está haciendo estragos en Estados Unidos, con cifras de infectados de hasta 200.000 por día. El resultado de esta movilización podrá verse en dos semanas.
Los viajes internacionales, la crema del negocio Aero comercial, son más complicados para la industria. La mayoría de los países europeos, por ejemplo, aplica una combinación de cuarentenas de diversa duración y reglas de inmigración que desalientan los traslados. Algunos países, como Alemania o Irlanda, están planeando introducir testeos para reducir el período de aislamiento de 10 o 14 días a solo cinco. Pero esto no es suficiente para las aerolíneas, que está presionando a los gobiernos para que directamente eliminen las cuarentenas y las reemplacen con testeos previos.
“Necesitamos que las fronteras se abran, con medidas de seguridad y sin cuarentenas, de modo que la gente pueda volar”, rogó el director de IATA, de Juniac. “Con las aerolíneas desangrándose financieramente al menos hasta el último trimestre de 2021, no hay tiempo que perder”, agregó. Esta sensación de urgencia se multiplica a través de toda la cadena de valor de la industria. Gillaume Faury, CEO del fabricante de aviones europeo Airbus, dijo que la necesidad de su sector es apremiante. “No podemos esperar a que lleguen las vacunas, tenemos que testear a gran escala”.
Este año, Airbus redujo su dotación en 15.000 empleados y recortó su producción de jets de pasajeros en un tercio para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado. Su competidor estadounidense, Boeing, despidió a 19.000 trabajadores y redujo aún más su producción. Estos movimientos a lo largo de la cadena de valor anticipan un achicamiento estructural de la actividad aerocomercial en el corto y mediano plazo.
El apuro de los ejecutivos por obtener concesiones de las autoridades en formas de pases sanitarios reside en parte en que se espera que muchos consumidores posterguen sus reservas hasta después de ser vacunados, lo que no haría otra cosa que empeorar los números de la industria. Y también hay un porcentaje importante de personas que no planean vacunarse, con lo cual podrían ser rechazados a la hora de abordar un avión. Hay cuestiones regulatorias pendientes, por lo tanto, que podrían significar la diferencia entre la vida y la muerte para muchas aerolíneas.
Pero aquí también hay diferencias entre las empresas. La australiana Quantas, por ejemplo, anunció el lunes que se propone negar el embarque a pasajeros que no se hayan aplicado la vacuna una vez que éstas estén disponibles. Pero las dos mayores aerolíneas low cost, EasyJet y Ryanair, informaron que no tienen previsto pedir certificados de vacunación a sus pasajeros.
Mientras tanto, un grupo de cinco grandes aerolíneas está impulsando un pase sanitario respaldado por el Foro Económico Mundial (WEF) y el Consejo Mundial de Aeropuertos, llamado CommonPass. Pero todavía hay que esperar y ver qué opinan los gobiernos y los propios consumidores. Estos últimos no están precisamente ansiosos por volar en estos días en que la pandemia arrecia alrededor del mundo. Para la agencia de calificación Moody’s, los impulsos viajeros tendrán que esperar hasta bien entrado 2021. “Las aprobaciones de las vacunas y la subsiguiente inmunización masiva no llegarán (a tiempo) a producir una reversión en el tráfico aéreo durante el año próximo” advirtió. El miedo de volar, por lo visto, no es zonzo.
El Economista