Marí Dawidowicz para algunos, María o Myriam para otros: ella parecía eterna. Nació en Bélgica y sus padres eran polacos.
Sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial cobijada y escondida por diferentes familias en la campiña francesa. Su papá fue miembro de la resistencia y falleció en un campo de concentración.
Cuando terminó la guerra, regresó a Bélgica con su mamá y desde ahí viajó a la Argentina.
En nuestro país consiguió trabajo muy pronto como secretaria, porque sabía diferentes idiomas. Luego conoció a Mauricio Kesler y se casaron. Cuando nacieron sus hijos Sabrina, Ivo y Nuri dejó de trabajar para cuidarlos. Su mamá vivía con ellos.
Ya convertida en abuela, se animó a contar su terrible historia infantil, que tenía escondida en el baúl de los recuerdos. Tuvo 7 nietos y un bisnieto. Su travesía figura en varios libros de sobrevivientes del Holocausto.
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