Como no encontré gente en el desierto, no tengo interés de leer el periódico en medio de mis vacaciones y la Jala la voy a recibir esta noche en el hotel que estamos parando en el Mar Muerto, decidí como buen turista alquilar un camello y dar un paseo por el desierto de Judea. Desde el mismo, compartí con ustedes una historia que le solía contar a mis hijos cuando eran niños, cada vez que llegábamos a este lugar.