El 9 de marzo de 2002, hace exactamente 19 años, se apagaba la vida de Mary Elmes, una gran heroína irlandesa que se jugó su vida durante la Segunda Guerra Mundial en el afán de salvar a niños judíos.
Mary Elizabeth Elmes nació en Cork, Irlanda, en 1909. Sus antecedentes académicos eran formidables tras desarrollar una brillante carrera en el Trinity College de Dublin y el London School of Economics. Además del inglés, su lengua materna, Mary dominaba a la perfección el francés y el castellano. Cuando irrumpió la Guerra Civil Española se fue a España en misión humanitaria organizada por los cuáqueros.
En 1939 se fugó a Francia, junto a un grupo de refugiados republicanos, y se radicó en Perpignan, desde donde prosiguió con su actividad humanitaria, esta vez en beneficio de los refugiados judíos, muchos de los cuales se hallaban en campos de detención en los Pirineos. La caída de Francia en 1940 impuso un reto durísimo para su organización ya que muchos miembros, al ser británicos, se convirtieron en enemigos y tuvieron que abandonar el país súbitamente.
Debido a la merma de miembros en su equipo, Elmes comenzó a colaborar estrechamente con organizaciones judías. A mediados de 1942 se iniciaron las deportaciones en masa de judíos desde el campo de Riversaltes a Drancy, en Paris, y de alli a Auschwitz. Mary comprendió perfectamente lo que eso significaba para los deportados: tormento y muerte.
Arriesgando sus propias vidas, la valiente irlandesa y un grupo de voluntarios judíos comenzaron a organizar la fuga de niños judios del campo de Riversaltes, conduciéndolos a lugares seguros.
Entre los niños salvados cabe mencionar a los hermanos Michael y Ronald Freund, quienes eventualmente, muchas décadas después, postularon a Mary Elmes a la candidatura de Justa entre las Naciones, galardón que le fue otorgado póstumamente el 23 de enero de 2013, convirtiéndola en la única irlandesa con tales honores.
En febrero de 1943, Mary Elmes fue arrestada por su actividad anti-alemana y anti-Vichy. Fue liberada unos seis meses después.
Tras su liberación, prosiguió su labor humanitaria hasta el fin de la guerra y continuó viviendo en Francia hasta su muerte en 2002, a la edad de 93 años.
La periodista irlandesa Clodagh Finn le dedicó un libro titulado “A time to risk all” (“Un tiempo para arriesgarlo todo”) y según revela la obra, Elmes habría salvado las vidas de centenares de niños.
El libro nos cuenta que en 1947 los cuáqueros de los Estados Unidos y del Reino Unido fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz por sus actividades humanitarias durante la Shoah. El gobierno de Francia le otorgó a Elmes la prestigiosa Legión de Honor, la más alta distinción de dicho país, por su desempeño al frente de la misión de Perpignan, pero la irlandesa declinó modestamente recibir ese tributo.
La Fundación Wallenberg recuerda a esta maravillosa mujer en el aniversario de su fallecimiento y proseguirá difundiendo su heroico legado a las jóvenes generaciones.
Por
Eduardo Eurnekian y Baruj Tenembaum.