En noviembre de 1940, 380.000 judíos fueron hacinados dentro del gueto de Varsovia. Más de 80.000 murieron a causa de las terribles condiciones que reinaban en el lugar, especialmente amontonamiento y hambruna. No obstante artistas e intelectuales continuaron sus actividades creativas.
Cuando en julio de 1942 comenzaron las deportaciones hacia los campos de exterminio de Majdanek y Treblinka se produjo el levantamiento del gueto contra las tropas alemanas. La izquierdista Organización Judía de Combate y la derechista Unión Militar Judía acordaron formar y entrenar tropas. La revuelta, liderada por Mordechai Anielewicz, del movimiento juvenil judío Hashomer Hatzair y por Pawel Frenkel, del movimiento Betar; tuvo lugar entre el 19 de abril y el 16 de mayo de 1943. A diferencia de la defensa del 18 de enero contra los ocupantes, cuando los judíos polacos salieron bien parados, este levantamiento fue aplastado por las SS bajo el mando del general Jürgen Stroop.
Al producirse la invasión de Polonia, en 1939, el Gobierno General presidido por el “gauleiter” Hans Frank, decidió segregar de la población polaca a los 359.827 ciudadanos judíos que residían en la capital: Varsovia. La razón fue replicar en el país las mismas medidas antisemitas que ya existían en Alemania.
Cerca de 90.000 familias fueron desalojadas por la fuerza y trasladadas a otras partes de la ciudad. Encargado de esa repoblación fue designado el nuevo Gobernador de Varsovia, Ludwig Fischer. El lugar elegido fue curiosamente un antiguo gueto judío de la Edad Media cuando Polonia no era más que un Ducado.
Si bien abandonar sus casas fue un trauma, por lo menos tuvieron libertad para moverse por el resto de la ciudad, comerciar y hacer una vida más o menos similar a la de antes del conflicto.
El 2 de Noviembre de 1940, tropas de las SS acordonaron inesperadamente el gueto, cuando cuadrillas de obreros empezaron a colocar ladrillos para levantar un muro de piedra de 18 kilómetros de largo y cuatro metros de altura. La infraestructura, que fue terminada en 2 semanas dejó aislados a un total de 300.000 judíos, que ascenderían a 500.000 en el momento cénit de la Segunda Guerra Mundial.
Las principales arterias del gueto fueron la Calle Niska, en la que funcionó el Consejo Judío, la Plaza Tlomackje donde estaba la sinagoga, la Calle Twarda, con el hospital, la Leszno, en la que funcionaba el mercado, la Stawki con la Estación Norte de Varosvia y las Calles Wielka y Sienna (consideradas las zonas ricas), sin contar con que la Autopista Posen-Berlín cruzaba el casco mediante una carretera por la que circulaban autobuses, desde los cuales los turistas fotografiaban a los judíos cautivos como si estuviesen en un zoológico. Aproximadamente se hacinaban 1.309 personas cada 100 metros cuadrados, el equivalente a 7’2 inquilinos por una habitación de entre 4 y 6 metros (alrededor de 25 a 30 habitantes por apartamento) dentro de un total de 1.500 edificios, sin contar los 43 almacenes de alimentos. Respecto a las entradas y salidas del recinto, éstas se ubicaban a través de 14 accesos con barrera y garita, normalmente vigilados por guardias alemanes de la SS o agentes polacos de la Policía Azul, salvo por la excepción de una de sus esquinas que delimitaba con el Río Vístula.
El gobierno del Gueto de Varsovia recayó en el Consejo Judío de Varsovia, a cuyo frente estaba Adam Czerniaków, que se rodeó de una serie de sabios e intelectuales, la mayoría tradicionalistas o sionistas, que se encargaron tanto de la gestión interna como de los contactos en el exterior con los alemanes y los polacos. Esta administración que estuvo compuesta por 6.000 funcionarios, distribuidos en treinta departamentos distintos, normalmente de la rica burguesía judía, contrastó con el resto de los habitantes que estaban sumidos en la máxima pobreza. De hecho y para controlar a estos últimos, se creó una Policía Judía de 2.500 efectivos al mando del comisario Józef Szerynski, cuyos agentes uniformados de civil con brazaletes judíos y armados con porras, establecieron un régimen corrupto y en cierto modo brutal hacia sus propios compatriotas.
La vida en el Gueto de Varsovia incluyó la publicación de todo tipo de diarios, periódicos y revistas en idiomas que variaron del hebreo hasta el yiddish, incluso el polaco. Se abrieron bibliotecas que estuvieron abarrotadas de adultos, entre quienes las lecturas favoritas fueron el libro de Los cuarenta días del Musa Dagh del autor Franz Werfel basado en el Genocidio Armenio durante la Primera Guerra Mundial y en la lucha armada de Armenia contra Turquía; aunque los niños prefirieron obras más acordes a su edad como El pequeño Lord Fauntleroy de Frances Hodgson Burnnet y Corazón de Edmundo de Amicis. También se orgnizaron conciertos musicales, especialmente de violín; mientras que los pequeños del Orfanato Municipal interpretaron teatro como por ejemplo cuando representaron El cartero del Rey de Rabindranath Tagore. Ni siquiera faltaron actos religiosos, la inmensa mayoría judíos, con lectura de la Torá en la sinagoga, pero también cristianos pues como había 1.761 judíos convertidos al catolicismo, se inauguraron la Iglesia de Todos los Santos y la Iglesia del Nacimiento de la Sagrada Virgen María, ambas con tranquilos jardines para oficiar misas y leer la Biblia.
Para tener una idea de las hambrunas padecidas basta conocer el injusto reparto efectuado por el Gobierno General del “gauleiter” Hans Frank que estuvo distribuido de la siguiente manera: a los soldados alemanes del Ejército Alemán y las SS les correspondían 2.130 calorías, a los extranjeros de países neutrales 1.790 calorías, a los ciudadanos polacos 634 calorías y a los judíos 184 calorías. A estas escasas raciones, se sumaba el alto precio que tenían que pagar por obtenerlas debido a que les costaban 5’9 zloty (dinero polaco), mientras que los polacos sólo pagaban 2’6 zloty y los alemanes 0’80 zloty. Como consecuencia de todos estos abusos, en el período de una semana los judíos consumían 920 gramos de pan, 295 gramos de azúcar, 103 gramos de mermelada y 60 gramos de grasas, aunque de vez en cuando podían disfrutar de un poco de patatas, carne, pescado, fruta y verdura fresca.
Con el inicio de la Solución Final en toda Europa, el 22 de Julio de 1942, el general Hermann Höffle de las SS en el Gobierno General, comunicó al Consejo Judío que debía comenzar a gestionar el vaciamiento del Gueto de Varsovia para el reasentamiento de la ciudadanía en Europa Oriental. Como el alcalde Adam Czerniaków se negó, las tropas de las SS tomaron rehenes y al caer la noche enviaron a guardias polacos de la Policía Azul y también milicianos auxiliares de Ucrania, Lituana, Letonia y Estonia que irrumpieron en las calles para secuestrar judíos y propinar fuertes palizas a decenas de familias. Ante esta situación tan dramática, Adam Czerniaków cayó en una profunda depresión, por lo que rápidamente escribió una carta de dimisión como alcalde del Consejo Judío y a continuación se suicidó ingiriendo veneno.
El 23 de Julio, los agentes de la Policía Judía y los soldados colaboracionistas ucranianos, lituanos, letones y estonios, quienes demostraron ser más brutales que los propios alemanes, entraron masivamente en el gueto y arrestaron a 5.000 judíos que fueron empujados hasta la estación ferroviaria, subidos a un tren con vagones de ganado y deportados al campo de exterminio de Treblinka donde fueron gaseados. Esta misma operación se repitió durante una semana hasta comienzos de Agosto el número total de hebreos exterminados alcanzó la cifra de 66.701.
Durante la primera mitad de 1942, la población del Gueto de Varsovia se fue reduciendo drásticamente porque día tras día salían convoyes hacia los campos de exterminio. Primero fueron 5.000 los deportados diarios, luego 7.000 y finalmente 10.000 hasta que al cabo de varias semanas un total de 400.000 personas de las 500.000 iniciales habían sido evacuadas y gaseadas.
En 1943 la magnitud del Holocausto ya era imposible de ocultar para los habitantes del Gueto de Varsovia, por lo que muchos de sus habitantes, prefiriendo morir luchando a ser vilmente asesinados, optaron por hacer frente al Tercer Reich. Así fue como nació el Comité Judío de Coordinación con una fusión de los judíos conservadores de derecha de la Unión Militar Judía (Zydowski Zwiazek Wojskowski), de los progresistas de izquierda de la Organización de la Lucha Judía (Zydowska Organizacia Bojowa), de los sionistas del Comité Nacional Judío y de los social-demócratas del “Bund”, sin obviar a algunos radicales que habían pertenecido al Partido Comunista Polaco; a los que también se unieron numerosos polacos, como los nacionalistas de la Resistencia Polaca (Armia Krajowa) y los comunistas de la Resistencia Popular (Armia Sloboda). Según la estructura de esta especie de “Resistencia del Gueto” conformada por 1.000 guerrilleros en 22 grupos de 30 partisanos (14 conservadores, 4 socialistas y 4 comunistas), ubicó sus dos cuarteles generales en la Calle Mila y la Calle Zamenhofa, además de varios almacenes de armas que incluyeron pistolas, fusiles, ametralladoras, 1.000 litros de gasolina y una carga explosiva de clorato potásico que muy pronto serían utilizadas contra las fuerzas del Eje.
Inesperadamente el 18 de Abril de 1943, soldados de las SS que estaban haciendo caminar en fila a una columna de judíos hacia la estación de tren para ser deportados, fueron sorprendidos por una lluvia de balas procedentes de las terrazas que cayó sobre ellos la esquina de las calles Zamenhofa y Niska, causando algún muerto entre los alemanes y también varios heridos. Al mismo tiempo, otros disparos se reprodujeron en el Taller de Cepillos y el Taller Tobbers-Schultz, lo que obligó tantos a las tropas de las SS como a los agentes de la Policía Judía (que abandonaron sus armas de fuego en favor de los insurgentes), a abandonar el Gueto de Varsovia mientras los sublevados izaban en la Plaza Muranowska tanto la bandera de Polonia como la insignia con la Estrella de David azul de Israel.
El Levantamiento del Gueto de Varsovia provocó tal sorpresa, que el propio Reichsführer de las SS, Heinrich Himmler, ordenó personalmente reunir a un contingente armado para aplastar la “Resistencia Judía” a cuyo frente puso al general Jurgen Stroop que incluyó a 821 granaderos alemanes de las Waffen-SS, 363 colaboracionistas polacos de la Policía Azul y 906 auxiliares entre soldados letones de la Milicia “Arajs”, hebreos de la Policía Judía y voluntarios bálticos de la Policía Auxiliar Lituana y el Batallón Policial Estonio; así como un material consistente en un tanque francés (capturado en Francia en 1940), dos vehículos blindados, un cañón y dos piezas de artillería antiaérea.
Un día después del Levantamiento del Gueto, el 19 de Abril, centenares de soldados irrumpieron en él con vehículos blindados, con cañones y morteros que disparaban contra el casco urbano y la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) echaba abajo edificios con sus bombarderos. Una vez efectuado el bombardeo preliminar, las tropas del Eje penetraron por las calles principales, pero los defensores opusieron una fiera resistencia porque incluso las mujeres judías llegaron a atarse con cuerdas a las chimeneas e impulsarse para arrojar cócteles Molotov. A pesar de que las bajas entre los judíos fueron enormes, los alemanes y sus colaboracionistas acabaron por retirarse. De hecho las fuerzas invasores no lograron ocupar ni un sólo edificio hasta cuatro días después, el 21 de Abril, no sin que antes más de 300 granaderos germanos huyesen acobardados mientras los judíos exclamaban “¡Es sangre alemana!”.
La lucha en el Gueto de Varsovia se extendió entre Abril y Mayo de 1943, casi el mismo tiempo que el Tercer Reich empleó para conquistar Francia, Bélgica y Holanda en 1940. Como resistir en los apartamentos se volvió imposible, los defensores organizaron la última resistencia en sótanos, bodegas y alcantarillas hasta que finalmente se vieron obligados a ordenar la evacuación.
La huida fue una carnicería porque los que no perecieron ahogados bajo el suelo debido a que los alemanes abrieron válvulas de agua y liberaron gases lacrimógenos, muchos fueron tiroteados al salir de los agujeros o devorados por perros hambrientos que sus dueños soltaron en el interior de los túneles. Respecto a aquellos que se ocultaron en los pisos de las pocas construcciones que quedaban en pie, fueron rociados con fuego de lanzallamas (los soldados de las SS hacían apuestas disparando a los que se agarraban de los balcones) o directamente echaron abajo decenas de infraestructuras con explosivos.
Fueron muy pocos los judíos que consiguieron esconderse en la capital y huir con vida al interior de los bosques de Polonia. El 16 de mayo se dio por concluido el Levantamiento del Gueto de Varsovia.
Antes de retirarse de Polonia, en el invierno de 1945, las fuerzas germanas demolieron las ruinas, echaron tierra y construyeron un parque sobre los cimientos del Gueto de Varsovia. Al terminar la Segunda Guerra Mundial lo sucedido en el barrio judío era imposible de olvidar porque desde entonces se convirtió en uno de los mayores iconos del Holocausto.
Dr. Mario Burman