Franz Kafka

Franz Kafka, nació en Praga, que entonces formaba parte del Imperio Austrohúngaro, el 3 de julio de 1883, en el seno de una familia de comerciantes judíos. Su padre, Hermann Kafka, tenía una cómoda posición y pudo costear una buena formación para su primogénito en uno de los colegios alemanes de su ciudad natal. Concluido el bachillerato, en 1901, el cabeza de familia lo obligó a cursar estudios de leyes, materia por la que nunca sintió el menor interés, y se doctoró en derecho en 1906.

Los años universitarios le dejaron tiempo para cultivar sus aficiones filosóficas y literarias; leyó a numerosos autores y conoció al futuro escritor y crítico literario Max Brod, con quien trabó una íntima amistad destinada a perdurar toda una vida. La personalidad enérgica y activa de Brod, totalmente opuesta a la del temeroso e introvertido Kafka, mitigó su soledad y su marcada tendencia al aislamiento. Fue autor de las novelas como El proceso, El castillo y El desaparecido; la novela corta La metamorfosis y un gran número de relatos breves. Además, dejó una abundante correspondencia y escritos autobiográficos. Su estilo literario es habitualmente asociado con la filosofía artística del existencialismo, al que influyó; y el expresionismo.

Estudiosos de Kafka discuten sobre cómo interpretarlo: algunos hablan de la posible influencia de alguna ideología política antiburocrática, de una religiosidad mística o de una reivindicación de su minoría etnocultural, mientras otros se fijan en el contenido psicológico de sus obras. Sus relaciones personales también tuvieron gran impacto en su escritura, particularmente su padre (Carta al padre), su prometida Felice Bauer (Cartas a Felice) y su hermana (Cartas a Ottla).

Su obra, que nos ha llegado en contra de su expresa voluntad, ya que ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que quemara todos sus manuscritos tras su muerte, constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.

Kafka dejó definitivamente atrás el realismo decimonónico, al convertir sus narraciones en parábolas de turbadora e inagotable riqueza simbólica. Protagonizadas por antihéroes extraviados en un mundo incomprensible, sus novelas reflejan una realidad en apariencia reconocible y cotidiana, pero sometida a inquietantes mutaciones que sumergen al lector en una opresiva y asfixiante pesadilla y plasman las angustias e incertidumbres que embargan al hombre contemporáneo. El término kafkiano es utilizado en español para describir situaciones insólitas, por lo absurdas y angustiosas, como las que se encuentran en sus libros y tiene sus equivalentes

en otros idiomas. Solo pocas de sus obras fueron conocidas durante su vida, pues la mayor parte, incluyendo trabajos incompletos, fueron publicados por su amigo Max Brod, quien ignoró los deseos del autor de que los manuscritos fueran destruidos.

En 1911, tras conocer a Yitzchak Lowy, actor de teatro yiddish; empezó a interesarse por la mística, la Cábala y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo. Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de la tuberculosis que causaría su muerte. Hay algunos artículos y ensayos sobre este tema, pero pocos de ellos subrayan la enorme importancia que el judaísmo tenía para Kafka y el papel que jugó en su vida. Ninguno de ellos permite seguir las increíbles contradicciones que suscitaba en él. Los trabajos que se conocen sobre el tema no hacen sino recordar tal o cual aspecto de su interés por el judaísmo, sus relaciones con los actores yiddish que actuaron en Praga en 1911 y que efectivamente jugaron un papel importante en su vida: sus relaciones complejas con el sionismo o sus afinidades con la Cábala y el misticismo judío; son generalidades que disimulan el verdadero conflicto.

El diagnóstico de su tuberculosis decidió a Kafka a romper definitivamente su compromiso matrimonial con Felice Bauer, a la que había conocido en 1912 a través de Max Brod. El estallido de la Primera Guerra Mundial y el final de su relación con Felice Bauer, que duró, cinco años, durante los cuales había sido repetidamente interrumpida y retomada debido a las interminables vacilaciones de Kafka; señalaron el inicio de una intensa etapa creativa en la que redactó las obras más características de su producción.

Su legado, que plantea numerosas dificultades de interpretación, se caracteriza en cambio por una extrema y deliberada claridad estilística, como se observa en la más conocida de sus narraciones, La metamorfosis (1915). Su protagonista es un mediocre viajante de comercio, Gregorio Samsa; un mañana, al despertarse, Samsa descubre que se ha transformado en un enorme insecto, lo que es narrado con normalidad pese a la monstruosidad de la situación. Este doble juego será una constante en la creación del autor, y en él reside en buena medida su singularidad y eficacia.

Su enfermedad obligó a Kafka a pasar largas temporadas en diversos sanatorios, primero en los Alpes italianos y finalmente en Kierling, cerca de Viena. En uno de ellos se enamoró de la joven checa Julie Wohryzek, pero la férrea oposición de su padre imposibilitó el matrimonio. Este episodio originó el más revelador documento de aquella conflictiva relación paternofilial: la célebre Carta al padre que, escribiría en 1919, fue publicada póstumamente y nunca llegó a ser enviada a su destinatario.

Ahora ya se dispone de toda su correspondencia, lo que en el caso de Kafka es más importante que en cualquier otro escritor, porque dado su modo de escribir, su actitud categórica, provocadoramente neutral literariamente hablando, nunca dijo nada directamente acerca de este tema, ni acerca de ningún otro, por otra parte), ya podemos hacernos una idea de quién era, de qué pensaba y de cómo sufría; a través de los documentos póstumos que nos dejó: su diario, sus apuntes y su correspondencia.

En 1920, el encuentro con la traductora y periodista checa Milena Jesenská se transformó en una relación profunda, testimoniada en las Cartas a Milena, que fueron publicadas en 1952.

Pero ni Kafka ni la propia Milena, casada con otro hombre, tuvieron el ánimo necesario para romper sus matrimonios y, a partir de 1921, comenzaron a distanciarse. Se estableció entonces en una casa de campo adquirida por su hermana, en la que escribió El castillo. En 1923, con la enfermedad ya muy avanzada, conoció a la jovencísima y vital Dora Diamant, el gran amor que había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza. Pero en abril del año siguiente sus dolencias se agravaron.

En compañía de Dora Diamant, de su amigo Max Brod y de su tío Siegfried; Franz Kafka falleció el 3 de junio de 1924.

 

Dr. Mario Burman

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