Aristóteles

ARISTOTELES  Todos conocemos de quien se trata. a su edad avanzada, ya con hijos, nietos y bisnietos formó una familia muy alejada de la religion, al final de su vida, comenzó a acercarse a la religion, al camino de la Torá, pero no se lo dijo a nadie. cuando le preguntaron por qué no le enseñó a sus propios hijos el camino correcto y que se acercaran a la Torá él contestó: -Me da pena decir a mis hijos y nietos que toda mi vida estuve equivocado…  La carta de Aristoteles a Alejandro Magno   – «Bendito Dios, el que abre los ojos ciegos a la gente pecadora por el camino correcto. Alabado será.  No puedo alcanzar a alabar de manera suficiente a Dios por el favor tan grande que hizo conmigo, que me sacó la estupidez en que estuve metido toda mi vida, que es la filosofia y explicar la vida por medio de la filosofía de que todo es natural. Hice muchos libros, como la arena del mar.  En mi vida tuve oportunidad de entrar en conversación con un sabio judio. No me llevó muchi tiempo darme cuenta de su gran sabiduría y el me llevó a comprender cuan grande es la Torá que fue dada en el monte Sinaí. Tomé consciencia de lo necio que había sido, por no darme cuenta de como Dios es capaz de manipular las leyes de la naturaleza. Mi querido discípulo Alejandro: si tuviera la posibilidad de reunir todos los libros que he escrito, los quemaría. Me avergonzaría mucho que algún  de ellos perdurara… Me doy cuenta de que he de recibir un castigo Divino por haber escrito libros tan engañosos.  Hijo mio, Alejandro, te escribo esta carta para decirte que la gran mayoría de mis teorías sobre la ley natural son falsas. Siento que he salvado mi alma al admitir mi error. Espero que no se me considere culpable por el pasado, pues he actuado por ignorancia.  Sé que tú me alabas y me dices que soy famoso en todo el mundo a causa de los libros que escribí.  Aquellos que consagran a la Torá obtendrán vida eterna mientas que los que se dedican a leer mis libros obtendrán el sepulcro.  No te escribí antes porque temí que te enojaras conmigo y tal vez hasta me hicieras daño. Pero ahora he tomado la decisión de decirte la verdad. Sé que cuando recibas esta carta ya estaré muerto y enterrado, pues soy consiente de que se acerca mi fin.  Me despido con saludos de paz, Alejandro de Macedonia, gran emperador y soberano.  Tu maestro Aristóteles.

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