Tzedaká significa justicia social y solidaridad, representa uno de los valores esenciales del judaísmo. Tzdaká no significa ni caridad ni limosna. Tzdaká proviene de la palabra hebrea Tzedek que significa justicia.
Tzdaká es solidaridad y justicia social. Es la restitución del derecho de un semejante a vivir con dignidad. Es una mitzvá a través de la cual se adquiere mérito, felicidad y paz espiritual. Desde este punto de vista se entiende que quien ayuda al otro, se está ayudando a sí mismo.
El concepto de filantropía existe desde hace milenios en la tradición de Israel bajo la denominación general de Gmilút Jasadím que es el conjunto de responsabilidades que debemos asumir para preservar la justicia y la civilización.
Sobre tres pilares el mundo se sustenta nos enseña nuestra tradición. Torá: el estudio de los principios del mundo sensible e inteligible. Avodá: la meditación-tefilá para que el hombre reflexione sobre su conducta y el sentido de su vida. Gmilút Jasadím: los actos de bien que conducen al altruismo.
Para el judaísmo Gmilut Jasadím no es opcional, es una responsabilidad que todos debemos asumir. Según la legislación de la Torá todo individuo, aún quien vive de la beneficencia tiene el deber de contribuir, de acuerdo a sus posibilidades, para obras sociales y educativas, ayudar a los necesitados, etc.
La Torá no incentiva a depender de la Tzdaká ni de otras personas. Pero cuando no existe otra opción la sociedad debe colaborar. Cada individuo en particular y la comunidad en general debe ocuparse de que a ninguna persona le falte lo necesario para vivir y se restablezca así la justicia.
El célebre sabio judío RamBam (Maimónides) explica que existen ocho niveles para poder crecer gradualmente en la Tzedaká, a fin de ir alcanzando el grado más alto que es el amor al prójimo. Para establecer las jerarquías de la Tzedaká el RamBam aplicó varios criterios:
• El grado de voluntad con que se da
• La espontaneidad
• El grado de anonimato de quien da
• El grado de anonimato de quien es beneficiado
• La función final de la ayuda
Los ocho niveles son los siguientes:
1. El nivel más elevado en el ejercicio de la Tzedaká es ayudar a una persona a mantenerse por sus propios medios antes de que ésta lo necesite o empobrezca. Esto se hace ofreciéndole una ayuda concreta en forma digna, otorgándole un crédito adecuado o ayudándolo a encontrar un empleo o establecer un comercio, de manera que no se vea obligado a depender de otros.
2. En el segundo nivel el donante no conoce al que recibe y a su vez, el que recibe no conoce al donante. El caso más claro de esta forma de hacer Tzedaká es cuando se contribuye a un fondo de recaudación. Fondos comunitarios administrados por personas confiables entran también dentro de esta categoría.
3. En el tercer nivel, el donante conoce la identidad del que recibe, pero el que recibe no conoce la identidad del donante.
4. El cuarto nivel es el de la donación indirecta. El que recibe conoce al donante, pero aquel no conoce la identidad del beneficiado. 5. El quinto nivel es cuando se ofrece y se da la ayuda aunque quien la necesita no la haya pedido.
6. El sexto nivel es ayudar al necesitado sólo cuando éste lo solicita.
7. El séptimo nivel consiste en ayudar en menor medida de las posibilidades que uno realmente tiene, pero haciéndolo con alegría.
8. El octavo y más bajo nivel – aunque igualmente válido – es cuando se hace a desgano.
La pobreza no es una maldición inexorable para la humanidad. Su ampliación o reducción depende de la voluntad de las personas y del modo en que organicen sus sociedades. Los judíos a lo largo de su historia han considerado la insensibilidad frente a la pobreza como una falta muy grave. No se trata de un tema meramente material, sino que tiene las más profundas implicancias espirituales. Probablemente no está en nuestras manos cambiar el mundo pero lo que si está en nuestras manos es lo que hacemos con nuestra vida y el granito de arena que podamos aportar para alcanzar entre todos un mundo más justo.
¡¡Quien ayuda a otro se está ayudando a sí mismo!!