Reuvén Rivlin Reuvén “Rubi” Rivlin que nació en Jerusalén, 9 de septiembre de 1939 ejerció como presidente de Israel desde el 24 de julio de 2014 hasta el 7 de julio de 2021.
Pertenecía a una familia de rabinos asentada en la Ciudad Santa desde principios del siglo XIX y entroncada con el círculo intelectual del Gaón de Vilna, el célebre erudito talmudista y cabalista del siglo XVIII. Obtuvo su título de abogado en la Universidad Hebrea de Jerusalén y ejerció su carrera profesional.
Desde su adolescencia Rivlin se adhirió a las corrientes nacionalistas de derechas del sionismo, contrarias al socialismo de David Ben-Gurion y los otros fundadores del Estado, dentro de la tradición revisionista de Zeev Jabotinsky y Menachem Begin.
En 1978 se inició en la vida política como concejal de Jerusalén en las filas del Herut, el partido de Begin, entonces primer ministro; y en 1988 figuró entre los fundadores del Likud. En la nueva formación conservadora, continuadora del Herut, el abogado se distinguió como uno de los principales lugartenientes del sucesor de Begin, Yitzhak Shamir, quien le confió la jefatura de la estructura organizativa del Likud y el liderazgo de su sección jerosolomitana. Amante del fútbol, fue presidente de la Asociación Deportiva Beitar de Jerusalén.
Entró en la política en 1978 como concejal de Jerusalén, en 1988 comenzó a ejercer en la Knesset como diputado por el Likud. Ocupó el cargo hasta el año 2014, con la única excepción del período comprendido entre 1992 y 1996.
También fue ministro de Comunicación entre 2001 y 2003 y, en dos ocasiones, presidente de la Knesset (2003-2006 y 2009-2013), un puesto desde el cual consolidó su imagen de demócrata, en contraste con su fuerte ideología nacionalista. En su segundo mandato, el responsable legislativo volvió a generar encendidas controversias por su defensa de la diputada árabe-palestina Haneen Zoabi, a la que el Gobierno y un sector de la Knesset querían despojarle de la inmunidad parlamentaria e incluso de la ciudadanía israelí por haber participado en la flotilla humanitaria de Gaza. Durante sus dos mandatos como presidente del Parlamento, Rivlin ganó muchos aliados pero también rivales debido a que no dudó en enfrentar a la coalición de Netanyahu y al sector más nacionalista del Likud e Israel Beitenu.
Tras las elecciones de enero de 2003, que terminaron con una contundente victoria del Likud, Rivlin fue investido presidente de la Knesset. Al cabo de tres años, en marzo de 2006, cedió la dirección del hemiciclo a Dalia Itzik, miembro del Kadima, el partido formado por Sharon a finales de 2005 arrastrando tras de sí a varios dirigentes del Likud, entre los que Rivlin, quien venía vertiendo fuertes críticas al Plan de Desconexión de Gaza ejecutado por el primer ministro, no se incluyó. El diputado de Jerusalén se situó en la oposición al nuevo Gobierno del Kadima dirigido por Ehud Olmert, sustituto de Sharon a raíz de su incapacidad por enfermedad, y permaneció fiel a Netanyahu, otra vez al mando del Likud.
En el 2007 fue candidato a la presidencia sin embargo se retiró en la primera ronda de votaciones debido al inminente triunfo de su rival Shimón Peres.
En el 2014 se postuló nuevamente a la presidencia. Aunque inicialmente aparecía como el principal candidato a suceder a Shimón Peres, su candidatura chocó, en primera instancia, con las dificultades que le planteaba se pulseada personal con Netanyahu, que realizó ingentes esfuerzos para buscar otro candidato. Sólo en el último momento, cuando sus esfuerzos habían fracasado, Netanyahu ofreció a regañadientes su apoyo a Rivlin. Tras las elecciones presidenciales ninguno de los cinco candidatos iniciales obtuvo la mayoría absoluta en la primera votación, en la que Rivlin, terminó en primer lugar, con 44 votos, mientras que Sheetrit, del partido HaTnuha, obtuvo el apoyo de 31 de los 120 diputados de la Knesset.
En segunda vuelta Rivlin se impuso con 63 votos a su rival, el centrista Meir Sheetrit, quien recibió el apoyo de 53 de los 120 diputados del Parlamento.
Otra polémica en la que se vio envuelto fue la cuestión de los dos estados, posible solución para el interminable conflicto palestino que Netanyahu, bajo presión de Estados Unidos, planteó al asumir en 2009, aunque a regañadientes y poniendo abundantes condiciones y matices.
Rivlin, para irritación de su jefe de filas, fue uno de los dirigentes del Likud que salió a oponerse con vehemencia a la hipotética creación de un Estado palestino, ni siquiera en la modalidad de entidad soberana superreducida, desmilitarizada y subordinada a Israel en las cuestiones económicas y de seguridad. Para Rivlin, en cambio, el Estado de los palestinos ya existía, y no era otro que Jordania. Aseguró que prefería ver convertidos en ciudadanos israelíes a los palestinos residentes en Cisjordania antes que renunciar para siempre al territorio conquistado a Jordania y ocupado en la Guerra de los Seis Días de 1967. Su propuesta era que Israel, tal como había hecho con Jerusalén Oriental en 1980 de facto y con los Altos del Golán sirios en 1981 se anexionara lisa y llanamente Cisjordania. Es más, ni siquiera consideraba necesario, a diferencia del caso del Golán, que la Knesset aprobara una ley específica para la anexión de Cisjordania.
Cabe destacar que como Israel es una democracia parlamentaria, el Presidente tiene, en esencia, un rol representativo, aunque en la definición oficial es la cabeza del Estado. Su cargo simboliza la unidad del Estado por encima de la política partidista. Los deberes presidenciales, que son en su mayor parte protocolares y formales, están establecidos por ley. De aquí que cada uno de los presidentes israelíes ha tenido la libertad de moldear su mandato según su visión de lo que significa representar a Israel.
El décimo presidente de Israel enviudó de Nechama Rivlin y es padre de cuatro hijos. Los medios de comunicación destacan de él su vegetarianismo, su pasión por el fútbol y su sentido del humor, que se puso de manifiesto numerosas veces a lo largo de su carrera política. Rivlin logró durante su presidencia ser querido por el pueblo, donde se destacó por su calidez y cercanía con los ciudadanos del Estado de Israel.