350 hombres y mujeres se inscribieron para las fotos de desnudos grupales de Spencer Tunick, que tuvieron lugar cerca de la ciudad de Arad. Un poco más de 200 llegaron al rodaje. La mayoría de los participantes tenían entre 30 y 50 años. Algunos participaron la vez anterior, hace diez años, cuando Tunik también realizó su trabajo en el Mar Muerto.
Rauma Mozes (32) y Tamar Naim (38) de Ramat Gan, se conocieron en las primeras fotos hace diez años y esta vez se juntaron. “Conocí a Tamar en una presentación de Spencer Tunik en el Mar Muerto con 1.500 personas. Por primera vez me pareció una experiencia única en la vida que debo experimentar por mí mismo. Decidí venir solo. Nos conocimos mientras esperábamos el autobús”. “Lo que me gusta es que Spencer nos ve como un objeto de una idea que quiere transmitir. Esta disonancia entre nuestro cuerpo y la naturaleza”. Y Naim agregó: “Es increíble ser parte de un desierto tan grande. Éramos 1.500 personas, y fue impresionante para una exhibición de arte. Es un objetivo noble. Es parte de una misión. La misión es cuidar nuestro mundo . Y tomar fotografías es divertido, especialmente cuando es masivo, y estar desnudo es divertido “.
El súper fotógrafo de Nueva York, es conocido por fotografiar espectáculos de desnudos con cientos y miles de participantes en todo el mundo. Esta vez, el Corona lo ha limitado a menos a participantes, sin embargo, el resultado promete ser espectacular. Como sucedió en años anteriores, la obra de arte tiene un objetivo elevado y es generar conciencia sobre el lamentable estado del Mar Muerto. En esta ocasión, la campaña de Tunik viene acompañada de una iniciativa en conjunto de él y el empresario Ari Leon Fruchter, en el que pretenden establecer el Museo del Mar Muerto en la ciudad de Arad. Por el momento, todavía es un museo virtual, que muestra obras de Tunik y otros artistas, pero en el futuro, esperan, se construirá un museo real. Los participantes en las fotografías contribuyeron al establecimiento del museo en un exitoso proyecto de financiación colectiva.
“Una de las razones por las que estoy aquí es para dar a conocer el Museo Virtual del Mar Muerto”, explicó Tunik, “ahora tiene mis obras. Ojalá se convierta en un verdadero museo donde hicimos la fotografía y estará dedicado a temas ambientales”. Estoy aquí para crear conciencia sobre él. Esto es más conceptual, hacer de la gente un comisionado de la sal, como la historia bíblica de la esposa de Lot. No creo que sea un castigo adecuado. La gente aquí representa el estado natural del agua en aumento y se convierte en comisionados de la sal. El Mar Muerto es la octava maravilla del mundo. Gracias a las personas que pusieron en peligro sus cuerpos, son guerreros del arte y aventureros”.
Uno de esos luchadores es Shani Nachmias, de 47 años, de Tel Aviv, quien también participa en la actividad por segunda vez: “Quería crear conciencia y ayudar a montar el museo. Mis amigos están acostumbrados a que haga cosas así. No les sorprendió”.
Miri Dahari (52) y Jared Hack (55), se divorciaron pero se juntaron y cuentan lo que los motivó. “Estuvimos aquí cuando estábamos en proceso de divorcio y pensamos que sería correcto repetirlo y mantener amistades”, dijo Jared. “Tenemos una buena relación porque tenemos un hijo en común; él está en una edad en la que es un poco extraño para él la idea de que la gente desnuda todavía tenga que pagar por ello”.
“La última vez que estuvimos en el proceso y la experiencia fue muy poderosa para los dos y decidimos que nos unimos esta vez también para experimentar la misma experiencia”, dice Dahari. Es una especie de desvestirse interna y externamente. No tiene nada que ver con el sexo. Es una experiencia que te vacía y te pone en un nivel completamente diferente “.
Sivan Gobrin desde Israel