Llegó la orden para cerrar al público el inmenso edificio de la estación central de buses de Tel Aviv, Tajaná Merkazit, fuente de ruidos y de contaminación.
La orden de clausura, según fue informado, fue emitida por una corte local; decisión acompañada por la fuerza de bomberos de la ciudad, la cual se negó a darle la certificación de seguridad que le permitía funcionar.
En base a ello, la municipalidad de Tel Aviv les informó a los dueños de los locales que se encuentran en su interior que deberán mudarse para el 5 de diciembre, y les indicó a las empresas de transporte que utilizan el sitio, que busquen otras estaciones donde operar temporalmente. Según los reportes, para remplazar a la Tajaná Merkazit, será construida una nueva terminal en el sur de Tel Aviv en las proximidades del Panorama Center.
Es importante aclarar que no se trata de una decisión repentina, sino que era esperada por lo menos desde el principio del mes, cuando la ministra de transporte, Merav Michaeli, anunció que se había llegado a un acuerdo para cerrar la terminal: “No sucederá mañana por la mañana, pero esta monstruosidad, que es un peligro para el medio ambiente, la salud y el transporte, será despejada de aquí” afirmó, añadiendo que “en un futuro cercano veremos sitios alternativos, más autobuses eléctricos, mejor servicio y menos de la estación central de autobuses de Tel Aviv y su contaminación”.
En cuanto a lo que le depara al enorme edificio de siete pisos que le daba hogar la segunda estación de buses más grande del mundo no hay información demasiado certera. Ya fue señalado por muchos arquitectos que, debido a su gran tamaño, es casi imposible ejecutar una demolición de manera segura y eficiente. Por ese motivo, las autoridades estarían planeando desmantelar las rampas de hormigón que eran utilizadas por los buses para el 2025, y luego, durante los siguientes cinco a diez años, reciclar el edificio y encontrarle otro uso.
Redacción gentileza de Tomás Polakoff