La compulsión a la repetición y la incapacidad de cambiar transforman a un individuo o sociedad en fijados.
Todos las personas y países tienen problemas, la vida es siempre resolver problemas. El tema es que sean nuevos problemas.
La Argentina sufre de un síndrome de permanente repetición. Hace décadas vive con los mismos problemas y plantea las mismas “soluciones”. El resultado es más de lo mismo. La falta de autocrítica, la evasión de la realidad son una corrupción cultural que nos llevan indefectiblemente a un mismo lugar de decadencia interminable, frustración e impotencia.
El acto de recordación a los 11 años de la muerte del ex presidente Kirchner en un estadio de Fútbol, con toda la liturgia y presencia del variopinto del oficialismo y el acto de acompañamiento masivo por parte de la oposición al ex presidente Macri, cuando hoy debe presentarse en la justicia, son más de lo mismo. Modelos y respuestas decadentes de políticos de las dos fuerzas mayoritarias, que en lugar de hacerse cargo de sus responsabilidades de administrar lo público con sabiduría y responsabilidad, repiten modelos que hacen a un país que no quiere y parece, no puede cambiar.
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