Para el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás (en la imagen), y el resto de la cúpula de la AP, todo palestino que se suma a la yihad contra Israel y los judíos y resulta abatido, herido o encarcelado es un «héroe» y un «combatiente por la libertad». Esta es la misma AP a la que la Administración Biden trata de reforzar. |
Fueron muchos los medios internacionales que fijaron su atención en la fuga de seis prisioneros palestinos de una cárcel israelí el pasado 6 de septiembre, así como en la dramática persecución posterior lanzada por miles de policías y soldados israelíes; pero sólo unos pocos –si es que lo hizo alguno– informaron de la glorificación de los terroristas que llevó a cabo la cúpula de la Autoridad Palestina (AP).
El ensalzamiento de terroristas por parte de la AP, incluso de aquellos que son capturados por las fuerzas de seguridad israelíes, juzgados y condenados a prisión, no es nuevo. De hecho, es una práctica que se remonta a los primeros años de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), fundada en 1964.
Desde entonces, la OLP no sólo jalea a los terroristas palestinos que hieren o matan a judíos, sino que les paga estipendios mensuales, a ellos o a sus familias.
A principios de este año, Palestinian Media Watch (PMW) reveló que en 2020 la AP gastó más de 512 millones de shékels (175 millones de dólares) en salarios para los terroristas presos. PMW estima que los pagos a terroristas representan casi el 3,25% del presupuesto anual de la AP.
Según PMW, la AP trató de ocultar los pagos transfiriendo 1.000 millones de shékels a la OLP, de los que 512 millones se destinaron a pagar a los terroristas y a sus familias.
Lo de procurar ayuda financiera a los terroristas y a sus familias no es algo que la AP y sus dirigentes hayan tratado jamás de ocultar. Todo lo contrario: el presidente de la AP –Mahmud Abás–, el primer ministro –Mohamed Shtayeh– y numerosos altos cargos siguen presumiendo de ello.
En 2018, un desafiante Abás dijo en Ramala, durante un homenaje a los presos palestinos:
Ni reduciremos ni impediremos [el pago de] prestaciones a las familias de los mártires, los prisioneros y los reclusos liberados, como algunos pretenden, y si sólo nos quedara un céntimo, se lo daríamos a las familias de los mártires y a los presos. Desde nuestro punto de vista, los mártires y los presos son estrellas en el firmamento de la lucha del pueblo palestino, y tienen prioridad en todo. En 1965, poco después de la eclosión de la revolución palestina, la primera misión acometida por el difunto presidente mártir Yaser Arafat fue establecer una institución que cuidara de las familias de los mártires y de los muyahidines de Palestina; porque son los presos y debemos cuidar de ellos.
La reciente fuga y captura de los seis prisioneros antecitados sirvió como recordatorio del continuo apoyo y de la admiración de la AP a los terroristas que atentan contra judíos.
Por lo que hace a Abás y el resto de la cúpula de la AP, todo palestino que se suma a la yihad (guerra santa) contra Israel y los judíos y acaba siendo abatido, herido o encarcelado es un «héroe» y un «combatiente por la libertad». Es la misma AP a la que la Administración Biden está tratando de reforzar.
Con esa posición, la AP ha enviado un mensaje a distintas generaciones de palestinos de que atacar o asesinar a un judío es un acto noble que procura respeto e incluso veneración a quien lo perpetra.
Aunque cinco de los terroristas que escaparon de la prisión israelí militaban en la Yihad Islámica Palestina (YIP), organización respaldada por Irán que pretende la eliminación de Israel y se opone a las políticas moderadas de la AP, Abás y sus lugartenientes siguen llamándolos «héroes» y «prisioneros intrépidos».
Aunque cuatro de esos terroristas de la YIP fueron condenados por herir y asesinar a judíos, Abás y sus representantes siguen diciendo que son «presos políticos» y «combatientes por la libertad» que se encuentran presos por «oponerse a la ocupación israelí».
Abás convirtió en un hábito lo de recibir y homenajear a sospechosos o convictos de terrorismo tras su liberación de las prisiones israelíes. Hace sólo dos meses, Abás se saltó las medidas contra el covid-19 y puso en riesgo su salud recibiendo en su oficina de Ramala al exprisionero Alghadanfar Abu Atwan.
Atwan fue invitado a la oficina de Abás poco después de ser liberado del centro de detención israelí en el que había recalado por su presunta implicación en actividades terroristas antiisraelíes, cuya naturaleza no fue revelada por las fuerzas de seguridad israelíes.
Se informó de que, durante el encuentro, Abás dijo que el prisionero liberado era «un modelo para la juventud palestina del que estamos orgullosos».
Los encuentros entre Abás y los prisioneros palestinos son habituales y tienen el objetivo de enviar un mensaje sobre la gran estima que los palestinos sienten hacia los terroristas y sus familias. Abás está de hecho diciendo a los palestinos: si vais a prisión por herir o asesinar a un judío, seréis merecedores del máximo respeto y aun seréis honrados por el propio presidente.
Mientras se desarrollaba la búsqueda de los seis fugitivos, Abás hizo que su portavoz, Nabil Abu Rudaineh, enviara este mensaje a los palestinos, los israelíes y el resto del mundo:
Nuestros valerosos prisioneros de las cárceles israelíes son los héroes del pueblo palestino, y no habrá paz ni estabilidad sin la liberación de todos ellos.
Mahmud al Alul, vicepresidente de la facción Fatah (comandada por el propio Abás), incluso advirtió a Israel de que no volviera a capturar a esos terroristas, a los que saludó como «héroes». Según Alul, la recaptura sería un «crimen» y una «violación» de los derechos de los criminales.
Esto es un teatro del absurdo en el que altos cargos palestinos condenan a Israel por tratar de atrapar a unos terroristas convictos que habían herido y asesinado a judíos y cumplían largas penas de cárcel por ello. Según este individuo, Israel debería hacerse a un lado mientras los terroristas se escapan de prisión y se disponen a volver a asesinar judíos.
Por su parte, la OLP dijo que los terroristas presos son «la vanguardia de la mejor juventud palestina porque sacrificaron lo mejor de sus vidas por su patria y su pueblo».
Esta clase de retórica hace que los palestinos se sumen a la yihad contra Israel y se impliquen en misiones que tienen por objeto matar judíos. Y lanza a las calles a miles de palestinos para mostrar solidaridad con los fugitivos y con todos los terroristas presos en las cárceles israelíes.
Las palabras y acciones de Abás y otros dirigentes palestinos tras la fuga de esos seis terroristas muestran claramente que los palestinos han convertido a asesinos y matones en referentes sociales.
Lo que Abás, la OLP y Al Fatah andan diciendo –en árabe– estos días sobre los terroristas revela que lo que dice la Administración Biden sobre la resurrección del proceso de paz israelo-palestino es una fantasmagoría letal.
Para los palestinos, los auténticos héroes son quienes están en las cárceles israelíes por perpetrar ataques terroristas contra judíos.
Al ensalzar a los terroristas y presentarlos como «héroes» y «mártires», la dirigencia palestina está apostando por quienes se implican en la violencia, buscan la eliminación de Israel y rechazan todo proceso de paz en Oriente Medio. En estas circunstancias, ¿cómo podría Abás –o cualquier líder palestino– volver a la mesa de negociaciones con Israel, con independencia de cuántos cientos de millones de dólares decida la Administración Biden invertir en la cháchara palestina?
Bassam Tawil / Gatestone