Esav organizó a sus 400 hombres de confianza y montó delante de ellos, dejando salir ocasionalmente un rugido para expresar su rabia. De repente, mientras rodeaban la colina, Esav casi chocó con un rebaño de ovejas. “¿Quienes son ustedes? ¿Quién los mandó aquí?”, le preguntó a los pastores. “Traemos un regalo para su Señor Esav, de su siervo Yaakov”, fue la humilde respuesta. Esav, a quien le encantaba recibir regalos y halagos, no pudo más que reducir su enojo. De hecho, realmente logró esbozar una sonrisa. “Por lo menos Yaakov reconoce mi superioridad. Por lo menos entiende que uno debe “aceitar” las ruedas para poder viajar”, pensó Esav para sí mismo.
Los pastores continuaron: “Y él está justo detrás de nosotros”. Esas palabras eran como un fósforo en un estanque de gasolina.
Esav rugió: “¡¿Detrás de ustedes?! ¡Sólo esperen a que lo alcance!”.
Su enojo se encendió nuevamente, Esav corrió hacia adelante y afiló su espada por cuarta vez. Mientras bordeaban el siguiente cerro, Esav divisó con asombro una manada entera de ganado. “¿Quiénes son ustedes?”, preguntó a los pastores y recibió exactamente la misma respuesta: “Un regalo para mi Señor Esav, de su siervo Yaakov”. Nuevamente, casi contra su voluntad, Esav sintió que su enojo decaía: estaba de hecho sintiéndose bien mientras le ordenaba a sus hombres que tomaran posesión de la manada.
Luego los pastores dijeron: “Y Yaakov viene viajando detrás de nosotros”. Nuevamente, a Esav le volvió la rabia y corrió hacia adelante hasta encontrarse con camellos y burros, mientras el escenario se repetía una y otra vez. Para el momento en el que Esav realmente se encontró con Yaakov, su enojo se había acabado por completo, gracias a la “guerra psicológica” utilizada por nuestro patriarca Yaakov. (Basado en el rabino S.R.Hirsch)
La parashá Vaishlaj relata el enfrentamiento entre Yaakov y Esav. Después de haber escapado exitosamente de las garras de su “Tío Labán”, Yaakov se enfrenta a su “Hermano Esav” y también al Príncipe de Shejem. Las lecciones de supervivencia judía que aprendemos de aquí son relevantes hasta el día de hoy. El Talmud dice que cuando los Sabios tenían que encontrarse con oficiales Romanos, ellos repasaban primero esta parashá. Un rabino contó que a él se le olvidó repasar la parashá y que lo engañaron como a un niño. Cuando Menajem Begin se convirtió en primer ministro y fue a su primera reunión oficial con el presidente Carter, él se reunió antes con los sabios de Torá de América. ¡Ellos le sugirieron que leyera la parashá de Vaishlaj!
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Emisarios a Esav
“Y Yaakov envió emisarios a su hermano Esav” (Génesis 32:4)
Los sabios critican a Yaakov por esta acción. “Si el perro está durmiendo, ¡no le tires la cola para despertarlo! Sin embargo, Yaakov no se sentía bien ingresando a hurtadillas a la tierra (a espaldas de su hermano) y quería enfrentarlo. Yaakov llamó a Esav “mi señor” para mostrar humildad. La primera lección: al enfrentar a tu enemigo, ¡debes ser humilde!
“Yo viví con Labán” (Génesis 32:5)
Los sabios comentan que las letras de la palabra “viví” (garti) contienen las mismas letras que 613 (tarig). De hecho, Yaakov estaba diciendo: “A pesar de que viví en la casa del malvado Labán, fui muy cuidadoso de observar las 613 mitzvot”.
Pregunta: ¿Por qué debía importarle a Esav si Yaakov había observado o no las mitzvot?
Respuesta: Yaakov le informó a Esav que poseía ganado, ovejas y sirvientes, para darle la impresión de que las bendiciones de Itzjak no se habían cumplido. Yaakov no recibió “el rocío del Cielo y la grosura de la Tierra”, lo que se refería a la agricultura. En ese caso Esav podía haber inferido, “tal vez la razón por la que las bendiciones no se cumplieron es porque no observaste las 613 mitzvot – en cuyo caso ¡yo soy superior!”. Por eso Yaakov enfatizó, “Yo cumplí las 613 mitzvot – y a pesar de eso sólo tengo ovejas y ganado, no agricultura. Las bendiciones por las que estás tan celoso de todas maneras no se cumplieron. En cuyo caso, ¡seamos amigos!”.
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Tácticas Militares
Cuando fue informado de que Esav venía con 400 hombres, Yaakov sintió miedo (de morir) y se preocupó (de que pudiera tener que matar). Entonces dividió su campamento en dos: en caso de que uno fuera atacado, el otro podría escapar.
Podemos aprender tácticas militares de Yaakov: “Dividir el campamento” ha sido la estrategia de supervivencia del pueblo judío desde que Hamán decretó el asesinato de todo el pueblo judío. Persia fue el último reino que gobernó el mundo y que consecuentemente contenía a toda la nación judía. Desde esos tiempos, los judíos han estado dispersos a través del globo y si un campamento era atacado, el resto de la nación sobrevivía.
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Conversaciones Sobre Dinero
Después de los preparativos militares de Yaakov, vino un gran soborno. Esto también fue una estrategia de supervivencia de los judíos a lo largo de la historia. Los Montefiores y los Rothschilds, con un pequeño regalo por aquí y por allá, fueron capaces de prevenir violentos pogromos, salvando de esa manera innumerables vidas judías.
Yaakov mandó a Esav un enorme soborno de ganado y animales. Lo dividió en campamentos separados por un espacio, e hizo que cada líder diera el mismo mensaje a Esav: “Tú eres mi señor, yo soy tu siervo. Por favor recibe mi ofrenda”. Esta guerra psicológica funcionó de maravilla.
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Rezo
La táctica final y más importante de Yaakov fue el rezo. El judaísmo cree que Dios maneja el espectáculo y controla el mundo, sin embargo nosotros vivimos en un mundo de acción y no tenemos que depender sólo del rezo. Debemos realizar acciones para satisfacer nuestras necesidades. Tomamos la medicina cuando estamos enfermos, hacemos el esfuerzo de encontrar una esposa y un trabajo y nos protegemos de nuestros enemigos – sin embargo, ¡aún así creemos que todo viene de Dios!
¿Cómo logra una persona mantener esta consciencia? Además de las acciones, uno también debe rezar. El rezo es el puente que conecta el esfuerzo físico con la creencia espiritual de que Dios es quien maneja verdaderamente el mundo. Dios quiere las dos cosas, que hagamos el esfuerzo y que confiemos en Él. La combinación es formidable.
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Las Tres Preguntas
Esav le hizo tres preguntas a los sirvientes de Yaakov:
(1) “¿De dónde vienen?” (2) “¿A dónde van?” (3) “¿Para quién son estas cosas que están delante de ustedes?”.
Estas son similares a las tres preguntas, enumeradas en el Talmud, que cada persona debe hacerse a sí mismo: (1) ¿De dónde vienes? (2) ¿A dónde vas? (3) ¿A quién tienes que rendir cuentas?
Cada ser humano se origina de una gota de semen. Todos nosotros vamos a terminar siendo comida de gusanos en la tumba. Y al final, vamos a tener que rendir cuentas de nuestras vidas frente a Dios. Si uno considera estos puntos, nunca llegará a transgredir. (Ética de los Padres 3:1)
Los hombres de Yaakov respondieron a Esav: “Pertenecemos a Yaakov, tu siervo”. La lección para nosotros es que si nos conectamos con el pueblo judío, con los hijos de Yaakov, que es el sirviente de Dios, vamos a tener la perspectiva correcta sobre estas preguntas.
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El Combate de Luchadores
Yaakov ayudó a su familia a cruzar el río y luego se quedó solo al otro lado. Los sabios dicen que regresó a buscar algunas ollas y sartenes que había olvidado. La lección aquí es que a pesar de que Yaakov era rico, él apreciaba cada una de sus posesiones y no las perdía en forma negligente. (¡No te olvides de tu paraguas en la biblioteca!).
Yaakov se encontró con un hombre y sostuvieron un combate hasta el amanecer. Los sabios explican que éste era el ángel guardián de Esav. A pesar de que el ángel no pudo vencer a Yaakov, sí tuvo éxito en dañar el nervio ciático de Yaakov (Gid Hanashé), el tendón que sostiene el músculo de la pierna. (En recuerdo de eso, los judíos no comen el nervio ciático de ningún animal).
El Jafetz Jaim explica el simbolismo: El Yetzer Hará (la inclinación al mal) es el ángel con el que el hombre está continuamente luchando. El Yetzer Hará trató de hacer que Yaakov dejara de estudiar Torá y falló en forma miserable. Luego él fue donde los que apoyan la Torá y los indujo a invertir su dinero en otras partes y ahí tuvo éxito.
Cuando se acercaba el amanecer, el ángel le rogó a Yaakov que lo dejara ir. Yaakov insistió en que el ángel lo bendijera. El ángel predijo que Dios le cambiaría el nombre Yaakov por “Israel”, lo que implicaba que él había superado al ángel y entonces el ángel guardián de Esav confirmaría su bendición.
Pregunta: ¿Por qué el ángel tenía que irse en la mañana?
Respuesta: Para cantar las alabánzas a Dios en el Cielo. Cuando un ángel cumple su misión, canta alabánzas a Dios. Nosotros pensamos que el Yetzer Hará gana cuando nos hace transgredir. Realmente, lo que quiere es que superemos la tentación. Cuando Yaakov no se rindió ante el Yetzer Hará, su misión se cumplió y era el momento de irse.
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El Encuentro de los Hermanos
Después de que Esav se apaciguó por la guerra psicológica de Yaakov, ellos se encontraron cara a cara. Yaakov mostró total humildad al inclinarse al piso 7 veces. Esav se conmovió tanto por este gesto que corrió hacia su hermano y se abrazaron.
“Él lo besó y lloró” (Génesis 23:4)
En la Torá, aparecen puntos sobre la palabra “besó”. Algunos dicen que esto implica que los besos no eran sinceros. Otros afirman que esto demuestra que a pesar de que era sabido que Esav odiaba a su hermano, en esta ocasión él besó a Yaakov en forma sincera.
El Midrash presenta una idea diferente: Cuando se besaron, Esav trató de morder a Yaakov, pero Dios protegió a Yaakov y convirtió su cuello en mármol, causando que Esav se rompiera los dientes. ¡Esto explicaría porque Esav lloró! (Y tal vez los puntos son los dientes quebrados de Esav…)
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Un Asunto Familiar
Yaakov le presentó su familia a Esav. Primero presentó a sus sirvientas y a sus hijos y ellos se inclinaron (gramaticalmente en forma femenina). Luego presentó a Lea y a sus hijos y ellos se reverenciaron (gramaticalmente en forma masculina) y finalmente a Yosef y a Rajel.
Los comentaristas explican que Yaakov quería impresionar a Esav con su humildad. Él estaba consciente de que a sus esposas les iba a costar mostrar subordinación a Esav, dado que eran conscientes de la maldad que Esav representaba. Por eso, Yaakov primero presentó a sus sirvientas, que no tenían problema en inclinarse. Lea no sé sometería delante de Esav y sólo los hijos se reverenciaron (por eso la forma masculina). En relación a Rajel, se menciona primero a Yosef porque él quería proteger a su hermosa madre de los ojos del malvado Esav. Yosef se paró delante de ella, todo estirado. Pero Rajel estaba preocupada de que Esav se ofendiera, entonces ella tomó a Yosef y juntos se inclinaron.
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El Campamento de Ángeles
Esav le preguntó a Yaakov, “¿Para qué eran todos esos campamentos que pasé?”. Yaakov contestó, “Para encontrar gracia en tus ojos” (Génesis 33:8).
El Midrash describe campamentos de ángeles que atacaron a Esav y lo vencieron. Sus hombres gritaron, “¡Alto! ¡Él es un nieto de Abraham!”, pero no sirvió de nada. Luego ellos intentaron “¡Alto! ¡Él es hijo de Itzjak!”, pero tampoco tuvieron éxito. Finalmente ellos intentaron “¡Alto! ¡Él es hermano de Yaakov!”. En ese momento los ángeles se detuvieron y afirmaron, “Si es así, él es uno de nosotros”. (Rashi)
Este escenario se repitió varias veces, hasta que Esav finalmente cojeó hasta el campamento de Yaakov ¡con muletas y vendas en casi todo su cuerpo!
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Satisfecho con su Parte
“Esav dijo, ‘Yo tengo mucho, mi hermano. Guarda para ti lo que es tuyo’”. (Génesis 33:9)
Los sabios dicen que en ese momento Esav le concedió la primogenitura y las bendiciones a Yaakov.
Yaakov respondió, “Tengo todo” (Génesis 33:11), queriendo decir “Tengo todo lo que necesito”. Esto enseña una gran lección. Una persona debe estar satisfecha con su parte o si no va a pasar toda su vida “¡tratando de estar a la altura de los que tienen más!”. Esav dijo, “¡Tengo mucho: tengo todo un montón! ¡Tengo cargamentos! ¡Pero aún así quiero mucho más!”.
El Talmud (Ética de los Padre 4:1) define a la persona rica como aquella que está satisfecha con su porción. Parafraseando: “Debes querer lo que tienes y tendrás lo que quieres. Pero, si quieres lo que no tienes, ¡nunca tendrás lo que quieres!”.
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La Compañía de Esav
En ese momento, Esav le ofreció a Yaakov que viajaran juntos. Yaakov de forma educada se negó, diciendo, “Los niños son débiles y el ganado puede morir si lo apuramos” (Génesis 33:13). Yaakov le ofreció a Esav que se encontraran más adelante en Sair, donde vivía Esav. Por supuesto, nunca cumplió con esta cita. Yaakov se dio cuenta que hacerlo habría comprometido la educación de sus hijos, que eran muy influenciables. Ellos no podían ser amigos de Esav.
Esto es lo opuesto al enfoque “moderno”. Frecuentemente, cuando la sociedad secular abraza a los judíos y los invita a unirse a su cultura, el judío moderno “hace todo lo posible” para impresionarlos. Esto le abre la puerta a la asimilación. Vemos que cuando se le presentó esta oportunidad a nuestro patriarca Yaakov, él la rechazó en forma educada y fue capaz de criar a sus hijos con una visión judía de vida muy diferente.
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¿Dónde Estaba Dina?
No vemos que se mencione a Dina en el encuentro con Esav. Los sabios dicen que Yaakov la escondió en una caja para que Esav no pusiera sus ojos en ella. Esto fue considerado un error porque tal vez Dina se habría convertido en su esposa y habría tenido un efecto positivo en Esav.
Algunos comentaristas explican que esto no es literal. Obviamente, Yaakov no podía arriesgarse a que su hija se casara con su malvado hermano, pero los sabios están criticando su actitud. En vez de llorar cuando cerró la caja, “¡Qué vergüenza que mi hermano no se merezca a mi hija!” él cerró la cajá pensando “¡Él no va a tener a Dina!”. Por eso Yaakov fue castigado.
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El Secuestro de Dina
Yaakov entró a la Tierra de Israel y acampó afuera de la ciudad de Shejem. Compró allí un campo (la segunda adquisición de los patriarcas en la tierra de Israel) al gobernador llamado Jamor (literalmente “burro”).
“Dina fue afuera a ver a las niñas de la tierra” (Génesis 34:1)
A pesar de que esta no era la naturaleza de una mujer, Dina fue originalmente programada para ser hombre (ver parashá Vaietzé). Ella siguió el ejemplo de su justa madre Lea de “salir” con un buen propósito (ver Génesis 30:16). Podemos asumir que la meta de Dina era atraer a las mujeres de Shejem para enseñarles sobre Dios.
Shejem el hijo de Jamor también fue afuera a ver a las niñas y cuando encontró a Dina entre ellas la violó y la secuestró. Esto fue una violación total a las leyes de Noaj que prohibían el asalto de cualquier forma. Toda la ciudad estaba obligada a imponer que se hiciera justicia.
Shejem se enamoró locamente de Dina (obviamente este amor no era recíproco) y envió a su padre Jamor a pedir su mano en matrimonio. Yaakov podía haber acudido al sistema local de justicia para obtener la libertad de su hija, sin embargo, fue convencido desde el comienzo de que ¡ellos jamás lograrían condenar al hijo del gobernador! El único recurso era la fuerza física. Él sabiamente dejó que sus hijos la aplicaran.
Cuando los hermanos escucharon las noticias del compromiso. Dijeron: “Una acción como esa no debe hacerse” (Génesis 34:7). No debe hacerse en general, y particularmente no debe hacerse a la hija de Yaakov, un hombre honorable.
Shejem y Jamor le ofrecieron mucho dinero a Yaakov y sugirieron fusionarse en una sola nación y casar a sus hijas entre ellos. Sonaba como una oferta noble pero por supuesto tenemos que considerar el hecho de que Dina estaba prisionera. Si ellos la hubieran devuelto y hubiera pedido su mano para matrimonio, podría haber sido diferente. Al mantenerla cautiva, ellos demostraron insinceridad y sus nobles palabras sólo sirvieron para cubrir el descarado acto de violación y secuestro.
Por eso, los hijos de Yaakov tenían justificación para utilizar los medios necesarios para liberar a su hermana. Dina estaba cautiva, entonces los hermanos no podían simplemente rechazar en forma educada la oferta del gobernador. Ellos afirmaron que la familia tenía una aversión a los hombres no circuncidados, por lo que para fusionarse, todos los ciudadanos de Shejem debían circuncidarse. Los hermanos asumieron que su oferta sería rechazada, lo que les habría dado el pretexto para exigir a su hermana e irse.
Pero ellos subestimaron el fuerte deseo de Shejem por Dina y el poder que la familia del gobernador ejercía sobre los pobres siervos. Shejem y Jamor convencieron a toda la población masculina de que se circuncidaran.
En el tercer día, cuando la gente estaba con el mayor dolor después de la cirugía, los hermanos los escucharon jurando, “Sólo espera a que nos sanemos, ¡mataremos a estos judíos por esto!” (Midrash). Técnicamente toda la ciudad era culpable de ser cómplice del secuestro y al no juzgar a sus perpetradores, ellos merecían la pena de muerte. Shimon y Levi, que sintieron la agonía de su hermana, entraron a hurtadillas a la ciudad. Inmediatamente liberaron a Dina y luego mataron a los hombres. Los hijos de Yaakov saquearon la ciudad. Esto debía ser una lección para el mundo.
Yaakov estaba muy enojado con sus acciones. Él sentía que ellos estaban poniendo el futuro del pueblo judío en riesgo y actuando solamente por enojo. Incluso años después en su lecho de muerte, en vez de bendecir a Shimon y a Levi, él maldijo el enojo que ellos sintieron.
La respuesta de los hermanos fue, “¿acaso debe ser nuestra hermana como una prostituta?” (Génesis 34:31) Shejem no habría hecho eso a una de sus ciudadanas, entonces sólo porque ella es una extraña, una judía, ellos se sintieron libres de actuar de esta manera. Debemos enseñarle al mundo que los judíos no son blanco fácil. (Rabino Hirsch, Ohr Hajaim)
Esta historia complementa el comienzo de la parashá, donde Yaakov trata con un Esav hostil. Al tratar con adversarios, debemos tratar de mostrar humildad y utilizar el soborno cuando es necesario. Sin embargo, hay momentos donde debemos tomar una posición de orgullo judío y no dejar que vayan demasiado lejos. (Esos límites aquí no están claramente delimitados, y es necesario una guía rabínica para saber cómo actuar en cada situación.)
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La Muerte de Rajel
Mientras Yaakov comenzaba su viaje final de vuelta a casa. Rajel empezó con trabajos de parto en el camino y dio a luz a la tribu final de Israel. Rajel tuvo un parto con riesgo vital y cuando el bebé salió, la matrona anunció, “No tengas miedo, pues este también es tu hijo” (Génesis 35:17), queriendo decir que su misión de crear las Doce Tribus se había logrado.
Cuando Rajel sintió que moría, llamó a su hijo “el hijo de mi sufrimiento”. Su padre Yaakov, sin embargo, inmediatamente cambió el nombre a Binyamin (el hijo de mi mano derecha).
Yaakov enterró a Rajel en el camino que lleva a Betlejem, ni siquiera la llevó al pueblo más cercano. La razón de esto era que en el futuro cuando los judíos fueran exiliados a Babilonia, pasarían por este camino y tendrían consuelo en la tumba de su Madre Rajel. El profeta Jeremías vio a Rajel levantándose de su tumba y llorando lágrimas amargas por sus hijos, hasta que Dios le prometió que ellos retornarían a sus fronteras.
Yaakov hizo un monumento en la tumba de Rajel que es visitada hasta el día de hoy. Los comentaristas destacan que el monumento era solamente para saber exactamente donde estaba la tumba y no un monumento a Rajel misma. La idea es que la vida de las personas justas y sus logros son sus propios “monumentos” ¡no las tablas de piedra que están sobre sus restos!
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Finalmente en Casa
Yaakov finalmente regresó a casa de su padre Itzjak. Itzjak murió a la edad de 180 años tal como lo registra la Torá. Esav y Yaakov lo enterraron.
La muerte de Rivka no se menciona. Itzjak era ciego y era incapaz de oficiar en su funeral. Yaakov estaba lejos de casa. Si el único miembro de la familia en el funeral hubiera sido Esav, no habría sido honorable para la justa Rivka. Por eso, los sirvientes mantuvieron su muerte en silencio y la enterraron rápidamente, antes de que Esav pudiera enterarse de las noticias. Dado que lo mantuvieron en secreto, la Torá tampoco lo revela.
Fuente: Aish