Por el Prof. León Trahtemberg
Singapur hizo muchos esfuerzos por convertirse en un centro educativo y de conocimiento mundial promoviendo su desarrollo universitario. Para ello hicieron convenios con muchas universidades anglófonas muy reputadas para producir asociaciones transnacionales con universidades de Singapur. A la par introdujeron políticas para impulsar a las universidades locales a superar a otras internacionales en las clasificaciones mundiales. Se crearon nuevas instituciones como la Universidad de Administración de Singapur y la Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur, aprovechando la tutela de universidades estadounidenses seleccionadas.
Una columna de Ravinder Sidhu, de la Universidad de Queensland (eastasiaforum.org 23/10/2021) analiza el caso y sostiene que el modelo llegó a su límite. Aparte de unas cuantas universidades de clase mundial que aún siguen, como INSEAD Business School, y dos escuelas de medicina con asociaciones transnacionales con la Universidad de Duke y el Imperial College en otros casos, las otras universidades de clase mundial se han retirado, entre ellas la Universidad de Nueva Gales del Sur de Australia, la Chicago Booth Graduate School of Business, la Escuela de Artes Tisch de la Universidad de Nueva York, a las que se suman los anuncios de que la asociación Yale-NUS, dejará de operar después de 2025.
Las razones tienen que ver con la sostenibilidad, la rentabilidad y la escalabilidad. El modelo de campus filial basado en relaciones centro-periferia es insostenible así como las perspectivas de investigación conjunta. También hay problemas con las posiciones antiliberales adoptadas por Singapur sobre la libertad académica, la libertad de expresión y asociación, los derechos laborales y los derechos de las minorías que son claves para las universidades de clase mundial y sus responsabilidades morales e intelectuales. Tampoco gusta que se perpetúe este esquema colonial de una universidad que “domina” a la otra.
Sin embargo, el cierre de las fronteras australianas impulsado por la pandemia, ahora en su segundo año, puede llevar a los estudiantes hacia nuevos destinos regionales para los estudios y allí Singapur puede ganar espacio. Esto le daría a Singapur una buena posición para reclutar estudiantes e investigadores internacionales regionales poniendo sobre la mesa su calidad académica y el fuerte apoyo estatal a las actividades de investigación y desarrollo.