A primera hora del día, el primer ministro Naftali Bennett subrayó que Irán está llevando a cabo un «chantaje nuclear» como táctica de negociación y pidió a las potencias mundiales que detengan inmediatamente las conversaciones y tomen medidas estrictas contra Irán.
En respuesta al llamamiento de Bennett para detener las negociaciones, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní dijo que «los equipos negociadores de las conversaciones nucleares en Viena no recibirán instrucciones de Balfour».
En el mismo acto en el que hablaba Barnea, 12 trabajadores del Mossad han recibido también certificados de excelencia.
El jueves también se informó que el Mossad reclutó a un equipo de científicos nucleares iraníes para llevar a cabo una operación encubierta que hizo volar una de las instalaciones nucleares más seguras del régimen a principios de este año, según revela el Jewish Chronicle.
Hasta 10 científicos fueron abordados por agentes israelíes y aceptaron destruir la sala de centrifugado subterránea A1000 de Natanz en abril, aunque creían que trabajaban para grupos disidentes internacionales.
Algunos de los explosivos que utilizaron fueron arrojados al recinto por un avión no tripulado y recogidos discretamente por los científicos, mientras que otros fueron introducidos de contrabando en las instalaciones de alta seguridad ocultos en cajas de comida en un camión de catering. La destrucción resultante provocó el caos en las más altas esferas de la dirección iraní. Derribó el 90 % de las centrifugadoras de la planta nuclear, retrasando el progreso hacia la bomba y dejando el complejo clave fuera de servicio hasta nueve meses.
Los nuevos detalles forman parte de los sorprendentes secretos de tres operaciones conectadas del Mossad que tuvieron lugar durante un periodo de 11 meses de sabotaje en Irán. Las dos primeras, en julio de 2020 y abril de 2021, tuvieron como objetivo el complejo de Natanz utilizando explosivos, mientras que la tercera, en junio de este año, tomó la forma de un asalto con cuadricóptero a la Compañía de Tecnología de Centrifugación de Irán (TESA), en la ciudad de Karaj, a 30 millas al noroeste de Teherán. El JC publica hoy por primera vez todos los detalles.