Con bombos y platillos se presentó en Netflix esta coproducción israelo-noruega. Desgraciadamente la mayoría de las veces, cuando una serie intenta montarse sobre el éxito de otra, termina siendo un fiasco. Esta no es la excepción.
Pobres actuaciones, un guión mediocre y previsible hacen de estos ocho capítulos, algo que si usted puede, evite. Nada para rescatar. Lástima, incluso, que algunos de los actores de Fauda hayan participado de una propuesta que no alcanza al mínimo indispensable para ser digna del tiempo de los televidentes.