La prudencia debe regir el accionar institucional

Nuestros Maestros enseñaron sobre el valor de la prudencia en todos los aspectos de la vida. Si esto es importante en lo individual, cuanto más en la responsabilidad comunitaria y en el rol dirigencial.
Las instituciones de la comunidad no están para entregar distinciones ni premios y mucho menos las centrales o que tienen peso y responsabilidad política. Lo que un funcionario o individuo particular hace bien es simplemente lo que corresponde.
Lo que en lo inmediato puede parecer una oportunidad de congraciarse e incluso sacar una pequeña “ventajita”, en el tiempo puede transformarse en un boomerang y dolor de cabeza.
En las últimas horas se vuelve a cuestionar y justificadamente una distinción otorgada a un ex ministro implicado en un escándalo mayor. No es una situación nueva ya ha pasado en otras situaciones.
Los errores constituyen parte de la experiencia humana e institucional, el aprendizaje una necesidad. La reiteración en los mismos es una necedad.

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