El altar de Josué en Samaria es una estructura hecha de piedras no trabajadas con paredes internas pensadas para que las personas puedan caminar sobre la estructura. Con una rampa de 7 m preparada para alcanzar la cima de la estructura. También presenta cerámicas de gran tamaño alrededor de las ruinas pertenecientes al período del inicio de la Edad de Hierro, cerca del año 1250 AC, lo cual se vincula y se confirma con lo mencionado en Deuteronomio 27:4:5.
El arqueólogo Prof. Adam Zertal, Z´L, pensaba que las escrituras estaban basadas de mitos, mientras que Zvi Koenigsberg, un israelí practicante, manifestó que la estructura coincidía con la descripción del altar del Segundo Templo en Jerusalén junto con un libro rabínico que mostraba un diseño que coincidía con su esbozo.
Entre los restos de una excavación realizada en el sitio arqueológico del Monte Ebal en Samaria, donde se encuentra el altar bíblico de Josué, se encontró un antiguo amuleto hebreo.
El amuleto contiene una escritura hebrea antigua, tiene una marca que recuerda a una flor de loto y la letra hebrea “Aleph”. Los investigadores aún no han completado su investigación para comprender su fuente.
“Esta es una prueba más de la conexión profunda e inseparable entre el pueblo judío y Samaria, el corazón de la Tierra de Israel”, dijo Yossi Dagan , jefe del Consejo Regional de Samaria.
El descubrimiento del altar de Josué en Samaria por el arqueólogo Prof. Zertal, quien murió en 2015 y alguna vez fue jefe del Departamento de Arqueología de la Universidad de Haifa, es uno de los descubrimientos más significativos en la historia de la arqueología en Israel.
Zvi fue entrevistado por el diario The Jerusalem Post y cuenta cómo fue el hallazgo del amuleto: “Después de la excavación, dejamos muchos montones de tierra que excavamos”, dijo Koenigsberg. “Y dado que las pilas pueden contener hallazgos valiosos, un grupo de amigos del Prof. Zertal los trasladó a un lugar seguro donde pudieran ser inspeccionados. Después de muchos años, se desarrollaron los medios apropiados para examinar la suciedad”.
El amuleto “había contenido algo dentro. Encontramos un laboratorio en Praga que realiza fotografías sofisticadas que permiten construir un modelo tridimensional para objetos de este tamaño. Así que fui allí con el amuleto y regresé con los resultados”.