La mujer que cosió e hizo flamear la primera bandera de Israel, con el azul pintado con crayón

Cuenta la leyenda que esta valiente mujer llegada desde Estados Unidos fue quien cosió e hizo flamear la primera bandera de Israel (con el azul pintado con crayón) en 1948 en Jerusalén

Itzjak, quien provenía de una familia sefaradí, había abierto en la Gran Manzana un negocio de sastrería que le permitió la estabilidad económica suficiente para enviar a sus hijas a la escuela pública y darles una buena educación.

A la pequeña Rebecca, ya entonces llamada también Becky, le encantaba la lectura y se compró, entre otros muchos libros, una antología en dos volúmenes de la obra de Emma Lazarus, la poeta judía estadounidense que dejó una enorme marca en Nueva York.

Becky “se volvió una experta en escritura y presentaciones orales, y participó en debates escolares desde una edad temprana”, señala un artículo que le dedicó el blog de investigadores de la Biblioteca Nacional de Israel (BNI).

Algo inusual para su época, cuenta la autora del perfil, Frieda R. F. Horwitz, Becky “decidió formarse como trabajadora social profesional y luego se inscribió en el curso vespertino para maestros en el Seminario Teológico Judío (STJ) en diciembre de 1904″.

“He esperado toda mi vida para ver el renacimiento de un estado judío, no tengo intenciones de perdérmelo”

Mientras estaba en el seminario se hizo muy amiga de Henrietta Szold, una de las grandes personalidades del movimiento sionista. En 1907, Affachiner fue la primera mujer en graduarse del STJ.

La fuerte amistad con Szold impulsó todavía más los ímpetus sionistas de Rebecca, quien comenzó a trabajar en numerosas actividades de propaganda y recaudación de fondos en favor de la creación del estado de Israel.

Por eso a nadie le sorprendió cuando en 1934, a sus 50 años de edad, abandonó una promisoria carrera en la comunidad judía de Norfolk, en Virginia, y se mudó a Jerusalén, en aquel entonces bajo el control del mandato británico.

Uno de sus biógrafos, el rabino David Geffen, cuenta que Rebecca vivía en la calle Jabotinsky, frente de lo que ahora es la casa presidencial de Israel, la Beit HaNasi.

Jerusalén era el “cuartel general” de su intensa participación en el desarrollo de lo que pronto sería el estado judío.

Una fotografía tomada mientras todavía residía en Estados Unidos (Biblioteca Nacional de Israel)
Una fotografía tomada mientras todavía residía en Estados Unidos (Biblioteca Nacional de Israel)

Entre otras cosas, Becky ayudó a crear la asociación de asistencia para niños discapacitados y una organización de ayuda a los inmigrantes llegados desde Rumania.

Con su gesto, Affachiner se ganó “un lugar permanente en los anales populares del nuevo estado”

De hecho, en 1939 viajó a ese país europeo cuando avanzaba el nazismo “y ella misma organizó y pagó los gastos para llevar a un grupo de veinte jóvenes rumanos a Israel, en uno de los últimos barcos que huían” del viejo continente poco antes del estallido de la guerra, relata Horwitz.

Más, adelante, ya en 1948, cuando la guerra estaba por explotar, pero en la Tierra Santa entre judíos y árabes, Affachiner recibió una visita en su casa, un representante del consulado estadounidense.

El diplomático había llegado allí con una advertencia: mejor dejar Jerusalén, porque en pocos días la violencia cubrirá la ciudad.
Affachiner le agradeció la molestia y, por supuesto, le dijo que no se iba a ir a ninguna parte.

Según reportes de la prensa de aquel momento (Becky era un personaje importante que a menudo aparecía en los periódicos), Affachiner le respondió al diplomático norteamericano: “No puedo abandonar a mis hermanos y hermanas”.

“He esperado toda mi vida para ver el renacimiento de un estado judío, no tengo intenciones de perdérmelo”, le explicó.

Rebecca Affachiner

Poco después de la visita del funcionario consular, el 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurion proclamó desde Tel Aviv la creación de Israel.

Y el gesto de Rebecca cuando se enteró de la declaración “le ganó un lugar permanente en los anales populares del nuevo estado”, asegura Geffen.

En efecto, apenas supo que Israel había comenzado a existir oficialmente, Affachiner tomó una sábana blanca y se las ingenió para coser una bandera nacional, con estrella de David y todo.

La bandera de Rebecca “seguirá siendo un símbolo de la pasión creativa que dio existencia a Israel”

Como solamente tenía sábanas blancas, para las franjas azules y la estrella utilizó lo que tenía a mano, crayones de ese color.

(La bandera israelí todavía no había sido creada oficialmente, pero Becky eligió el modelo adoptado durante el segundo Congreso Internacional Sionista, realizado en Basilea, similar a la que luego se convirtió en la enseña nacional).

Para muchos historiadores, esa fue la primera bandera de Israel que flameó en el país después de la declaración de la independencia. Y el uso “de emergencia” de los crayones recuerda la historia de otro famoso estandarte nacional, que se izó en 1949 en lo que luego se convertiría en Eilat.

Rebecca falleció en 1966, sin retornar nunca a Estados Unidos. En sus últimos años la cuidó un inmigrante norteamericano, Ezra Gorodesky, a quien la familia de Affachiner le entregaría más adelante la bandera.

En el 2018, Gorodesky donó la bandera -que Becky colgó en su casa de Jerusalén cada Iom Haatzmaut- a la Universidad Ben-Gurion del Negev, que tiene su sede en Beer Sheva.

Hablando durante el acto de entrega de la enseña cosida y pintada por Becky, una representante de la asociación de estudiantes y profesores estadounidenses de la universidad resumió perfectamente su significado.

Esa bandera, dijo Toni Young, “seguirá siendo un símbolo de la pasión creativa que dio existencia a Israel y la pasión sostenida que ayuda a garantizar el futuro” del país

Fuente: Israeleconómico

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *