Yehudi Menuhin

Violinista y director de orquesta norteamericano. Hijo de judios emigrados de Rusia, se reveló muy pronto como un prodigioso violinista. A los cinco años dio su primer concierto público en la ciudad de San Francisco. El violinista Louis Persinger fue el primero que descubrió sus aptitudes musicales y su primer profesor. También en San Francisco recibió clases de Sigmund Anker, y luego fue alumno de George Enescu en Rumanía y de Adolph Busch en Basel. Ya desde los siete años se le conocía por “maravilla del violín” y “el Einstein del violín”. Hizo su presentación en París con diez años, en Nueva York con once y en Berlín con trece.

Estamos hablando de un talento precoz, Yehudi Menuhin, nacido en Nueva York el 22 de abril de 1916 en el seno de una familia de origen judío ruso: el hogar de Moshé Menuhin y Marutha Sher.

Acompañado por su hermana menor, la reconocida pianista Hephzibah Menuhin- asombró al público de la década de 1930 con su ejecución de las grandes obras del repertorio violinístico. Desde entonces su carrera fue imparable, conquistando a las audiencias no sólo por su sabiduría musical, sino también por su calidad humana.

Poco antes de cumplir los 13 años de edad, tras un concierto en Berlín, Albert Einstein lo visitó en su camerino. Allí, entre abrazos, Einstein proclamó: “Ahora sé que existe Dios en el cielo”.

Por su condición de judío, Yehudi Menuhin tuvo grandes problemas en sus relaciones con la Alemania nazi. En el año 1934 rehusó aceptar una invitación oficial para dar un concierto en Alemania, y pidió que fuera revocado el destierro de Bruno Walter y otros músicos judíos.

Durante la II Guerra Mundial realizó incansables actuaciones para las tropas aliadas. Vivió entre Suiza e Inglaterra después de la guerra, dirigió además de interpretar, en varios festivales de la música y, a partir de 1969, fue el director del Festival de Windsor en Inglaterra. En los años 60 ayudó a popularizar la música india en occidente. En 1981 asumió el rol de Presidente de la Orquesta Filarmónica Real de Londres. En 1986 recibió del presidente francés François Mitterrand el título de gran oficial de la Legíon de Honor. Premio “Yawahasjal Nehru” (1970), medalla de oro de la Sociedad General de Autores y Editores (1995) y gran cruz del Mérito Civil de España (1995) entre otros muchos galardones y distinciones, es también doctor Honoris causa por las universidades de Oxford, Cambridge, Sorbona y Toronto, entre otras.Su reconocimiento público, que incluye doctorados Honoris Causa por más de 30 Universidades del mundo, le sirvieron para emprender, sin tregua, la defensa de los más débiles, lo que le valió numerosas distinciones, entre ellas: los premios Nerhu de la Paz, en 1968, Mundial de la Paz en 1979, Príncipe de Asturias a la Concordia, en 1997, Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO, en 1992. En 1991 creó la Fundación Yehudi Menuhin Internacional, cuyos cometidos prioritarios son la integración e inclusión social, educativa y cultural de niños y niñas desfavorecidos, desde el arte como herramienta de cohesión social, la defensa de los derechos de las minorías culturales, el fomento de la convivencia y la tolerancia y la creación de redes de cooperación internacional en los ámbitos de la educación y la cultura. “Es por luchar contra las injusticias que he visto a lo largo de mi vida por lo que creé una Fundación que lleva mi nombre”.

En 1985 recibió la ciudadanía británica, siéndole concedido el título de Sir. En los últimos años su actividad musical se dirigió sobre todo hacia la dirección de orquesta y a causas humanitarias y benéficas, destacándose como un convencido defensor de los derechos humanos. Esta dedicación le valió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1997, que compartió con Mstislav Rostropóvich.

Yehudi Menuhin fue un maestro total, no sólo en su dimensión musical sino, y quizás especialmente, por su ejemplo como ser humano. Si tuviésemos que buscar un violinista al que escoger como ejemplo a seguir, sin duda alguna este sería el maestro Yehudi Menuhin.

Y no tanto porque haya sido uno de los mejores de todos los tiempos, no solo por su música, sino también por su trabajo en el ámbito de la pedagogía, por su defensa de las causas humanitarias, por su utilización de la música como herramienta para mejorar a las personas a través del fomento de valores que disminuyan la discriminación y fomenten la tolerancia.

Yehudi Menujim, cuando residía en París, falleció el 12 de marzo de 1999, a los 82 años, en Berlín, víctima de una bronquitis,

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