Por el Rab Yerahmiel Barylka
La Torá instruye que cuando una persona es declarada metzorá, debe residir fuera de su ciudad hasta que su tzaraat se cure y se someta al proceso de purificación requerido (“Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada” Vaikrá 13:46). La Guemará en Masejet Arajin (16) explica esta ley sobre la base de la conocida asociación entre tzaraat y el pecado de lashón hará – discurso negativo sobre otras personas: “Separó entre marido y mujer, entre un hombre y su compañero; por lo tanto, la Torá dijo: “Vivirá en soledad”. “Su período de soledad sirve como un castigo por haber hecho que las personas se sientan solas al romper relaciones a través de sus chismes y la difusión de información negativa sobre ellos.
Rav Zalman Sorotzkin, en su Oznayim Latorá, explica con más detalle el significado de la soledad del metzorá. Complacerse con el chisme y la negatividad a menudo expresa una incapacidad o negativa a tolerar a otras personas. Una persona que siempre se queja de los demás y habla negativamente de ellos, transmite implícitamente el mensaje de que todos los que están a su lado son malos y socavan su satisfacción. Su mentalidad, llevada a su extremo lógico, es que nadie más debería habitar la Tierra aparte de él. Cuando destacamos y protestamos por las cualidades negativas de todas las personas, esencialmente nos negamos a aceptar a las personas tal como son, e insistimos en un mundo “perfecto” en el que nadie represente ningún tipo de amenaza para nuestra felicidad. Al metzorá se le muestra, por lo tanto, la alternativa que él desea: una vida de soledad. Si todos son tan malos como él los hace ser; si no puede tolerar las faltas y defectos de otras personas, entonces su única opción es “badad yeshev- residir en soledad”. La experiencia dolorosa de la soledad, escribe Rav Sorotzkin, servirá para que la persona se dé cuenta de cuánto anhela la interacción social y cuánto desea estar en compañía de la gente a la que le gustaba criticar y difamar. Se muestra al y a la metzorá que si quiere disfrutar de los beneficios de la interacción social, deben estar dispuestos a aceptar los desafíos del lazo y el vínculo que existen entre las personas y que son esenciales para el grupo, de tal manera que sin ella la sociedad no funcionaría. Si no está dispuesto a aceptar los desafíos de la competencia por los bienes y le escala social, los aspectos desagradables o incluso irritantes de otras personas, entonces está destinado a una vida de soledad y aislamiento.
Vivir entre personas y experimentar la comodidad de la comunidad requiere una perspectiva y una mentalidad positivas, centrar nuestra atención en todo lo que es bueno para los demás y aceptar pacientemente el resto. Si no podemos tolerar las faltas y los errores de las personas, entonces perdemos nuestro derecho a vivir entre ellos, y nos llevan “fuera del campamento”, a sufrir la soledad de la reclusión.