Los judíos hemos desarrollado una necesaria hipersensibilidad que nos alerta ante el peligro.
La aparición en la región de un sospechoso avión con una tripulación vinculada a países que promueven el terrorismo encienden las alarmas.
Desde ya el terrorismo no es un problema judío o israelí, golpea indiscriminadamente aunque, de vez en cuando, el target sea un objetivo israelí o judío. El daño y destrucción siempre será en vidas y en los valores de libertad y convivencia pacífica que pretendemos en nuestras democracias.
Combatir el terrorismo, sus fuentes de financiación, células dormidas o activas requiere de una acción decidida y responsable por parte de los Estados. Leyes antiterroristas, trabajo de inteligencia, fuerzas especiales y una articulación y supervisión fuera de toda ideología y fuerza política. No hay terrorismo bueno y terrorismo malo, todo el terrorismo es un flagelo condenable y que debe ser abordado de la misma manera.
Argentina sufrió dos atentados terroristas y el asesinato del fiscal que investigaba, Panamá uno, Colombia otros, Paraguay recibió el cadáver de un fiscal que que enfrentaba al narcotráfico y sus vínculos, y así se puede seguir agregando.
El dicho dice que el que se quemó con leche ve una vaca y llora.
En lo que hace al terrorismo es mejor ser paranoico, porque no tengan dudas… nos persigue.
Escuche la editorial de Miguel Steuermann, director de Radio Jai.