Gabriel Astrovsky, periodista radicado en Israel, proveyó a los oyentes de Radio Jai de un panorama sobre la crisis política en el Estado hebreo y las expectativas en torno a posibles futuras conformaciones de coaliciones de gobierno.
“Hace cuatro días el primer ministro Naftali Bennett anunció su convocatoria a disolver la Knesset y llamar a una elección”, explicó. En base a ello, la Knesset pasó, en su lectura preliminar, un proyecto de ley con esos fines, el cual deberá ser votado definitivamente por primera, segunda y tercera vez en los primeros días de la próxima semana antes de hacerse efectivo. “Hay consenso en la Knesset para que el proceso eleccionario ocurra el 1 de noviembre”, remarcó.
Sin embargo, destacó que “en este momento en la Knesset están tratando de evitar ese proceso eleccionario”. Existen negociaciones entre Netanyahu y figuras dentro de la actual coalición de gobierno, en las que el líder del Likud busca conseguir apoyos para la formación de una coalición alternativa en la actual Knesset. Entre las personalidades cuyo apoyo es procurado Netanyahu se encuentra “Ayelet Shaked, ministra de interior y mano derecha de Bennet [quien] declaró que no puede descartar formar parte de un gobierno con Netanyahu”. Asimismo, también existen rumores en torno a la figura de “Gideon Saar, actual ministro de justicia, una persona que se fue muy peleado con Netanyahu en diciembre del 2020 […] y armó su propio partido, Tikva Hadasha” a pesar de sus declaraciones descartando una posible alianza con el Likud bajo su actual dirigencia. “Podríamos hablar de que estamos en horas decisivas para el gobierno israelí”, destacó.
En vistas a los potenciales desenlaces de la actual crisis político explicó: “Un escenario posible es que Netanyahu gana las elecciones y vuelva a la primera magistratura”, mientras que “la otra posibilidad es que las elecciones las gane Lapid [por lo que] las elecciones se convertirán en un plebiscito sobre la legitimidad de Lapid”.
Por último, el entrevistado se refirió a las consecuencias negativas que tiene llamar a la población israelí a las urnas cinco veces en poco más de tres años. En primer lugar, genera un desgastamiento del electorado, “porque la gente no quiere ir a elecciones nuevamente”. Asimismo implica que sea “demasiado el dinero que Israel está gastando en estos caprichos, en estas grietas, en estas peleas políticas y en el no ponerse de acuerdo”.
Redacción gentileza de Tomás Polakoff